Restos fósiles de distintas especies de dinosaurios han sido descubiertos en esta región, arrojando luz sobre la vida que existió hace más de 100 millones de años.
HISTORIASMX. – Las cavernas de los veneros y el subsuelo del Ojo de Dolores, un cuerpo termal de agua natural en el municipio de Jiménez, albergan tesoros que nos llevan a un viaje en el tiempo.
Restos fósiles de distintas especies de dinosaurios han sido descubiertos en esta región, arrojando luz sobre la vida que existió hace más de 100 millones de años.
Uno de los hallazgos más destacados es un fragmento fosilizado que ha sido asociado posiblemente con un Allosaurus, una especie de dinosaurio carnívoro que habitó tanto Norteamérica como Europa en la época del Cretácico.
Este descubrimiento se encontró en el Ojo de Dolores, ubicado en el municipio de Jiménez, un lugar donde la historia prehistórica cobra vida.
Hace 100 millones de años, las tierras que hoy conforman los estados de Chihuahua, Coahuila y Durango estaban sumergidas bajo las aguas de lo que se conoce como el Mar Interno de Norteamérica.
Este mar, con una profundidad de 760 metros y una anchura de 970 kilómetros, cubría una extensa área y daba lugar a una variada flora y fauna marítima. La existencia de restos fósiles dispersos en las llanuras y sierras de Jiménez es evidencia concreta de este antiguo ecosistema marino.
Con el paso del tiempo, el mar comenzó a retroceder, dejando lugar para la evolución de nuevas especies en la región. Al final del periodo cretácico, este proceso permitió el surgimiento de los dinosaurios terrestres en lo que hoy es Norte América.
Estos antiguos habitantes dejaron su huella en forma de restos fósiles que han sido preservados a lo largo de los millones de años.
El municipio de Jiménez ha sido testigo de importantes hallazgos de restos fósiles de animales prehistóricos. Entre los más notables se encuentran mamuts, Tyrannosaurus Rex y el Allosaurus.
El Ojo de Dolores, a tan solo diez minutos de la cabecera municipal, se erige como un tesoro de fósiles. En las cavernas de los veneros y el subsuelo de este cuerpo termal de agua natural, se esconden restos fósiles de diversas especies de dinosaurios que una vez poblaron estas tierras.
Hace un año, un emocionante descubrimiento tuvo lugar en el venero principal del Ojo de Dolores: un fragmento de hueso de dinosaurio. Este fragmento, que tiene una profundidad de 2 a 3 metros bajo la superficie, ha sido identificado posiblemente como una parte del ilion de un Allosaurus. El ilion es un hueso ancho que forma las secciones superior y lateral de la pelvis de estos dinosaurios carnívoros.
El estudio de los huesos fosilizados de la cadera de los dinosaurios nos permite clasificarlos en dos grupos principales: los saurisquios y los ornitisquios. Los saurisquios presentan huesos de la cadera similares a los de los reptiles actuales, como cocodrilos y lagartos.
Por otro lado, los ornitisquios muestran similitudes en la disposición de los huesos de la cadera con las aves.
El fragmento de hueso encontrado en el Ojo de Dolores pertenece a la familia de los saurisquios, lo que sugiere su posible conexión con el Allosaurus. Este tipo de descubrimientos arroja luz sobre la diversidad y la evolución de los dinosaurios que una vez poblaron estas tierras hace millones de años.
La región de Jiménez se convierte así en un portal al pasado prehistórico, donde las rocas y las aguas termales esconden secretos que nos ayudan a comprender mejor la vida que existió en la Tierra mucho antes de nuestra llegada.
Los restos fósiles desenterrados son ventanas a un mundo antiguo, un recordatorio de la historia profunda y fascinante que está enterrada bajo nuestros pies.
Por: Gorki Belisario Rodríguez Ávila.
Fotografía: Historiasmx / Gorki Rodríguez.