Entre dos majestuosas sierras se encuentran los balnearios de aguas termales de los Remedios y Ojo del Caballo, que hacen que el cuerpo se relaje en sus cálidas aguas, después de una caminata entre las dos sierras.
HISTORIASMX. – A tan solo dos horas de la cabecera municipal de Jiménez, en el Ejido División del Norte, se erigen majestuosamente las Sierras de Los Remedios y Olanes. Estas formaciones geológicas, con su imponente presencia y características únicas, representan un verdadero tesoro natural en el desierto Chihuahuense.
La Sierra de los Remedios es notable por su longitud de más de once kilómetros y su anchura que alcanza hasta un kilómetro en su punto más extenso. Desde el punto más accesible, la sierra comienza en el Ejido División del Norte y se extiende hasta el Puerto del Jabalí, un cañón que la separa de la Sierra de Barraza. Este lugar es conocido no solo por su geografía, sino también por su valor cultural y turístico. En el faldeo de la sierra se encuentra el famoso balneario de aguas termales de Los Remedios. Además, en la parte alta de la sierra, los visitantes pueden explorar la Cueva con Pinturas Rupestres de la tribu Toboso, antiguos habitantes del gran desierto del Bolsón de Mapimí.
La Sierra de los Remedios también alberga algunas cavernas con cristales de cuarzo, un atractivo poco conocido pero fascinante para aquellos que buscan aventuras únicas. En su parte final, cerca del Puerto del Jabalí, se encuentra la Presa de Texcoco, que añade un elemento de interés adicional a este espectacular paisaje.
Frente a la Sierra de los Remedios se encuentra la Sierra de los Olanes, con una extensión de más de cuatro kilómetros lineales y hasta dos kilómetros de ancho. Esta sierra es conocida por sus vetas de minerales y, en su parte final de sur a norte, por un túnel de mina abandonado. Ambas sierras están separadas por un kilómetro de distancia, y en el llano central se encuentra otro balneario de aguas termales conocido como Ojo del Caballo.
Estas sierras forman parte del desierto Chihuahuense, hogar de una flora y fauna únicas adaptadas a las condiciones extremas de la región.
Entre las plantas más destacadas se encuentra el Sotol (Dasylirion wheeleri), una planta robusta y de gran valor cultural. El sotol, con sus hojas largas y puntiagudas, ha sido utilizado durante siglos por las comunidades locales para elaborar una bebida tradicional del mismo nombre. Sus características físicas le permiten sobrevivir en las duras condiciones del desierto, y su presencia es un recordatorio de la adaptación y resistencia de la vida en estos entornos áridos.
Otra planta emblemática es la Lechuguilla (Agave lechuguilla), conocida por sus hojas puntiagudas que crecen en forma de roseta. Esta planta no solo es resistente a la sequía, sino que también juega un papel crucial en la estabilización del suelo y en la prevención de la erosión. La lechuguilla es una fuente importante de fibra para las comunidades locales y contribuye a la biodiversidad del desierto.
El Ocotillo (Fouquieria splendens) es un arbusto que se distingue por sus largas ramas espinosas. Durante las temporadas de lluvia, el ocotillo florece con flores rojas brillantes que atraen a una variedad de polinizadores. Su capacidad para florecer rápidamente tras las lluvias es un ejemplo de la increíble adaptabilidad de las plantas del desierto.
El Nopal (Opuntia spp.) es quizás una de las plantas más icónicas del desierto Chihuahuense. Sus palas verdes y carnosas no solo son una fuente de alimento para muchos animales, sino que también son utilizadas por los humanos en la cocina y la medicina tradicional. El nopal es un símbolo de resistencia y adaptabilidad, prosperando en condiciones que serían inhóspitas para muchas otras plantas.
La Biznaga (Echinocactus platyacanthus), un cactus grande y esférico, es otra planta fundamental en este ecosistema. La biznaga almacena grandes cantidades de agua en su interior, lo que le permite sobrevivir en largos periodos de sequía. Este cactus no solo proporciona agua, sino que también ofrece refugio y alimento a una variedad de especies del desierto.
La fauna del desierto Chihuahuense es igualmente fascinante y diversa. El Coyote (Canis latrans) es un depredador adaptable que juega un papel crucial en el equilibrio del ecosistema. Los coyotes son conocidos por su capacidad para sobrevivir en casi cualquier entorno, y en el desierto, se alimentan de una variedad de presas, desde pequeños mamíferos hasta insectos y frutos.
La Serpiente de cascabel (Crotalus spp.) es otra residente icónica del desierto. Con su distintivo sonido de advertencia producido por el crótalo en su cola, esta serpiente es una cazadora eficiente que ayuda a controlar las poblaciones de roedores. Aunque temida por muchos, la serpiente de cascabel es un componente vital del ecosistema desértico.
El Correcaminos (Geococcyx californianus) es un ave rápida y ágil que se ha adaptado perfectamente a la vida en el desierto. Conocido por su velocidad y su habilidad para cazar insectos y pequeños reptiles, el correcaminos es una vista común en las zonas rocosas y abiertas del desierto Chihuahuense.
El Lagarto de collar (Crotaphytus collaris) es un reptil colorido y robusto que se encuentra en las áreas rocosas del desierto. Este lagarto es conocido por su comportamiento territorial y su dieta variada, que incluye insectos y plantas. Su presencia en el desierto es un indicativo de la salud del ecosistema.
Finalmente, el Zorro del desierto (Vulpes macrotis), un pequeño mamífero adaptado para sobrevivir con escasos recursos hídricos, es un testimonio de la increíble adaptabilidad de la fauna del desierto. Los zorros del desierto son nocturnos y se alimentan de una variedad de presas, desde insectos hasta pequeños mamíferos, ayudando a mantener el equilibrio ecológico.
Explorar las Sierras de Los Remedios y Olanes no solo ofrece un viaje a través de formaciones geológicas impresionantes, sino también una oportunidad para sumergirse en la rica biodiversidad del desierto Chihuahuense. Este viaje es una invitación a descubrir y apreciar la extraordinaria adaptabilidad y resistencia de las plantas y animales que llaman a este desierto su hogar.
Por: Gorki Rodríguez.