Originaria del desierto de Chihuahua, se puede localizar en algunas partes de la geografía del municipio de Jiménez, principalmente durante temporal lluvioso. Esta maravillosa planta de nombre científico: Selaginella lepidophylla (Hook. & Grev.) Spring, ayuda a combatir los cálculos renales.
HISTORIASMX. – En algunas partes de la geografía del municipio de Jiménez, Chihuahua, la doradilla, Flor de Peña o Selaginella lepidophylla (Hook. & Grev.) Spring, por su nombre científico, es posible localizarla y admirar sus bellas tonalidades verde hoja.
La Flor de Peña se puede apreciar principalmente durante el temporal lluvioso y entre las rocas de los lomeríos y sierras, el lugar preferido de esta especie de planta, la cual hace honor a su nombre, flor de peña.
Sus cualidades medicinales, por quien conoce su uso, es efectiva para diversos tipos de afecciones, entre los que destacan la destrucción de cálculos renales.
De igual manera, en el vasto y árido paisaje del desierto de Chihuahua, emerge una pequeña maravilla botánica que desafía las adversidades del entorno desértico: la Doradilla (Selaginella lepidophylla).
Esta planta, perteneciente a la familia Selaginellaceae, se ha adaptado de manera asombrosa para sobrevivir en condiciones extremas, revelando fascinantes secretos de la naturaleza.
Originaria del desierto de Chihuahua en América del Norte, la Doradilla o Flor de Peña, es una planta sin flores que se reproduce mediante esporas. Sus tallos anisofilos, cespitosos y ramificados desde la base, la convierten en una especie única.
Durante la época seca, la planta se enrosca formando una bola, alcanzando una altura máxima de 5 cm. Su hábitat natural se caracteriza por suelos bien drenados, escasa cantidad de agua y la exposición máxima al sol.
A pesar de que no tiene flores visibles, la Doradilla no pasa desapercibida. Sus hojas coriáceas, imbricadas y de diversos colores, revelan una estructura única. Las hojas laterales, axilares y medias presentan características distintivas, destacando su adaptación al entorno árido.
El fenómeno de Anhidrobiosis.
Uno de los rasgos más asombrosos de la Doradilla es su capacidad para «resucitar» a través de un fenómeno conocido como anhidrobiosis. Esta planta puede pasar desde unos días hasta varios años en un estado de desecación, conservando la capacidad de reanudar su ciclo vital cuando se rehidrata.
Durante la sequía, la Doradilla sintetiza trehalosa, un azúcar cristalizado que actúa como soluto compatible. Este proceso permite que la planta pierda hasta el 95% de su agua sin sufrir daños celulares. Las sales disueltas en el agua concentrada actúan en conjunto con la trehalosa para evitar daños por salinidad. Cuando vuelve a recibir agua, la planta revierte su estado de letargo, las hojas se vuelven verdes y se abren, y el metabolismo se reactiva.
Diferenciando a la doradilla de la Rosa de Jericó.
Es esencial destacar que la Doradilla no debe ser confundida con la Rosa de Jericó, aunque comparten propiedades similares. Ambas plantas pueden sobrevivir en condiciones adversas, pero sus características botánicas las distinguen claramente.
Mientras que la Doradilla es nativa del desierto de Chihuahua y posee hojas únicas y una estructura compacta, la Rosa de Jericó, también conocida como Anastatica hierochuntica, presenta un aspecto más ramificado y se encuentra en regiones diferentes, como Oriente Medio y el norte de África.
Uso tradicional y medicinal.
Además de su capacidad asombrosa para sobrevivir en condiciones extremas, la Doradilla ha sido utilizada en la medicina tradicional. En México y Argentina, donde crece de manera espontánea, se emplea para diversas dolencias. La planta se utiliza en infusiones para tratar parásitos, empacho, como tónico estomacal y para afecciones de la matriz.
La dosis recomendada según la CONAFOR, es de cinco gramos de la planta en un litro de agua en infusión. Se aconseja tomar una taza en ayunas y otra antes de cada comida durante 15 días. Estos usos tradicionales resaltan la relación única entre la Doradilla y las comunidades que han coexistido con esta planta a lo largo de los siglos.
La Doradilla, con sus adaptaciones excepcionales y su capacidad para desafiar la sequía, se presenta como un tesoro del desierto de Chihuahua. Desde su estructura botánica única hasta su capacidad de «resucitar» después de períodos prolongados de desecación, esta planta cautiva a científicos, botánicos y amantes de la naturaleza por igual.
Su presencia en la medicina tradicional agrega un componente cultural a su fascinante historia, destacando la interconexión entre la flora y la vida humana en estos entornos desafiantes.
La Doradilla, una pequeña maravilla en el vasto lienzo del desierto, continúa intrigando y enseñándonos lecciones valiosas sobre la resiliencia de la vida en condiciones aparentemente inhóspitas.
Por: Gorki Rodríguez.
Fotografía: HISTORIASMX / Gorki Rodríguez.