Esta es la crónica de tres partes, de una lluvia esporádica pero intensa entre la Sierra del Diablo y Ojo del Almagre, que suavizó la desesperación de los ganaderos, por la dura seca que ya ha cobrado la vida de algunas vacas.
HISTORIASMX. – Arriba de una troca Diesel de modelo atrasado, pero en óptimas condiciones y con la fiabilidad de ser cuatro por cuatro, el árido, polvoriento y mal camino, no era reto alguno para la troca que avanzaba sin titubear.
Dejamos fuera de vista un tupido bosque de mezquites que amurallaban la visión de la sabaneta, que quedaba entre sierra del Diablo y Almagre. El gran llano se extendió ante nosotros, así como la formación de unas nubes que tenían rato asolando lo más alto del Almagre, amenazando de descargar pronto su furia pluvial.
Dos vaqueros en la parte trasera de la troca fluían libremente con el viento, tomando un ligero descanso antes de volver al duro trabajo del manejo de ganado. -ahí andan las nubes, ya está muy cerrado para el Almagre- momentos después una cortina negra cubrió el almagre, la esperanza de la lluvia se cumplió, fuertes ráfagas de viento estremecieron el pasto de Toboso –una variedad nativa que crece en las llanuras de la región sur del estado de Chihuahua- y el calor se esfumó rápidamente.
“Ya está ahí, ojalá y nos llegue la lluvia al llano” comentó uno de los vaqueros que viajaba en la caja de la troca, mientras que Luis con asombro, entre el ruido del viento y el traqueteo de la troca comentó que, era seguro que el agua llegará a “Las Tortugas”.
Meses antes de esa esperanzadora lluvia, el terror de los ganaderos crecía, la seca –la forma en que llaman a la sequía- se acrecentaba, parecía que este año, 2023, sería llovedor como en el 2022; pero no fue así, los días y meses pasaron, sin registrarse lluvia considerable alguna, la comida para el ganado comenzó a escasear, pues el pasto, no creció en el llano por la falta de agua y los arbustos no alcanzaban su follaje.
Los presones, que son obras hidráulicas realizadas para captar agua en el desierto, ya estaban agotando sus reservas, pues el hecho de darles de beber agua a decenas de vacas que consume más de 50 litros diarios, el uso del mismo líquido para actividades de los ranchos y los extremos calores era una combinación perfecta para que los presones agotaron sus reservas.
Estos factores, pero más el climático, estaban jugando en contra de la crianza de ganado de agostadero en la región árida del sur del estado grande. -no perdemos la fe en dios, que nos llegue una fuerte agua, que ya a estas alturas no alcanza a crecer el pasto, porque ya viene el frio y lo quema, pero el agua como el dinero siempre es bienvenida-.
Treinta minutos después, llegamos a un ejido ubicado en la llanura, sobre el techo de las casas de adobe la borrasca de la lluvia avanzaba, amenazando que efectivamente llegaría. Descendimos de la troca, pues antes de avanzar de lleno a la tormenta, se harían trabajos propios del manejo de la ganadería, con hato de becerros de más 50 ejemplares entre charoláis y brangus… Continuará (Primera Parte).
Por: Gorki Belisario Rodríguez Ávila.
Fotografía: Historiasmx / Gorki Rodríguex.