Entre pasadizos naturales, llenos de vestigios arqueológicos y toda la majestuosidad que ofrece Peñoles, se encuentra “El Laberinto”, donde se halla el vestigio de los antepasados que habitaron la región sur del estado de Chihuahua.  

Jiménez, Chihuahua (Historiasmx). – Adentrarse en «El Laberinto» es sumergirse en un mundo de fantasía y misterio, donde grandes rocas de granito forman pasadizos estrechos, como si se tratara de cuentos de magia.  

En medio de este fascinante laberinto, se encuentra la enigmática «Señal de Tonatiuh», que asoma entre las recovecos de una cañada, indicando la presencia de las pinturas rupestres mejor conservadas en el sitio arqueológico de Peñoles, pertenecientes a la tribu de Los Tobosos. 

Pinturas rupestres pertenecientes a la tribu de los Tobosos.

Ubicada en la porción sur del municipio de Coronado, a unos 30 minutos de la cabecera municipal y a una hora de la ciudad de Jiménez, el área de Peñoles se ha convertido en un destino imperdible para los amantes de la aventura.  

Para llegar al sitio arqueológico, se toma la carretera López-Coronado con desviación hacia el poblado de Iturralde, continuando desde allí hacia el destino final. 

El recorrido en busca de «El Laberinto» comienza pasando por la parte central de Peñoles, en un terreno elevado a unos mil 600 metros sobre el nivel del mar. 

Rumbo al «Laberinto».

Avanzando por una pequeña brecha, interrumpida por el cauce de un río, se pueden apreciar aún restos de humedad y agua de las lluvias atípicas del año 2022. 

A partir del río, el trayecto continúa a pie, atravesando arbustos espinosos y pastizales, rodeados por imponentes cerros que ofrecen una vista impresionante. Siguiendo el camino, se llega a una enorme grieta marcada por dos grandes encinos, la señal distintiva del recinto de «El Laberinto». 

En la entrada del recinto, se pueden observar los primeros indicios de la presencia de la tribu de Los Tobosos. Tres morteros sobre una piedra fija, utilizados para moler granos, minerales para las pinturas rupestres e incluso para almacenar agua, evidencian la antigua actividad de esta cultura. 

Peñoles a lo lejos: esta formación montañosa pertenece al municipio de Coronado, Chihuahua.

Avanzando por «El Laberinto», se serpentea entre rocas frías y pasadizos semioscuros, iluminados apenas por los rayos de luz que se filtran desde lo alto de la formación rocosa.  

El camino está lleno de pisadas de animales salvajes y algunas áreas manchadas de hollín, dejadas por las fogatas encendidas por los Tobosos en tiempos pasados. Hacia el final de «El Laberinto», altas hojas de zacate y la presencia de otro imponente encino dificultan el paso, exigiendo sortear obstáculos y escalar pequeñas rocas. 

Justo después de superar este desafío, entre los recovecos de una pequeña cañada, la «Señal de Tonatiuh» se hace visible, señalando que las pinturas rupestres de los Tobosos están cerca.

 

Cerro de las cachuchas en Peñoles.

A pocos pasos de esta señal, emergen las pinturas rupestres, quizás lasmejor conservadas de Peñoles. Estas representaciones plasman la geografía del paisaje a través de dibujos de triángulos entrelazados, la figura de un venado y la representación de un corral, sugiriendo la posible domesticación de estos animales por parte de los Tobosos. 

Unos metros más adelante de las pinturas rupestres, un estrecho valle conduce a otra grieta, donde, como si fuera una coincidencia planeada, se encuentra otro gran encino rodeado por un corral circular formado por piedras del mismo sitio.  

El origen de estas formaciones rocosas, se remonta a un pasado volcanico violento.

Esto podría indicar que las pinturas rupestres que representan el corral y su construcción, ubicadas más adelante, fueron utilizadas como punto de referencia geográfica durante una larga estadía en el área. 

De regreso a la entrada de «El Laberinto», en una semicueva formada por una imponente formación rocosa, se aprecian los vestigios de los muros levantados por los Tobosos para construir viviendas en un refugio natural proporcionado por la geografía del lugar. 

Además de la construcción del muro contiguo a la entrada de «El Laberinto», se pueden encontrar muchos más dispersos por toda la zona de Peñoles, lo que indica que este sitio fue una gran aldea habitada por los últimos Tobosos durante la época prehispánica. 

Complejo de Peñoles visto desde el área de las Pinturas Rupestres.

El fascinante recorrido por «El Laberinto» concluye casi al caer el sol, despidiendo a Peñoles y a esta maravilla natural. Visitado por personas de todo el mundo, este lugar se ha convertido en un destino ideal para practicar excursiones y escalada en solitario, ofreciendo una experiencia única y cautivadora. 

Si te atreves a sumergirte en «El Laberinto», podrás descubrir un mundo lleno de enigmas y maravillas que te transportarán a tiempos ancestrales, donde los Tobosos dejaron su huella en forma de pinturas rupestres y construcciones que aún perduran en medio de la imponente naturaleza de Peñoles. 

Por: Gorki Belisario Rodríguez Ávila. 

Fotografía: Historiasmx / Gorki Rodríguez.  

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