Los morteros tallados por los Tobosos parecen estar alineados con estas tres estrellas, lo que sugiere un conocimiento avanzado de astronomía y una posible intención simbólica o ritual detrás de su ubicación y disposición.
HISTORIASMX. – Entre las imponentes sierras San Francisco y el Diablo, en el municipio de Jiménez, Chihuahua, se encuentra uno de los eslabones perdidos de la tribu de los Tobosos.
Este grupo de antiguos nómadas, cazadores y recolectores, dejó importantes vestigios arqueológicos que ayudan a entender su forma de vida. Uno de estos hallazgos son los morteros tallados en la roca, utilizados para la molienda y trituración de hierbas y granos.
Los Morteros y su Función.
Los Tobosos, conocidos por su resistencia frente a la conquista española, fabricaron una serie de morteros en el gran valle formado por la Sierra San Francisco y la Sierra el Diablo, a pocos kilómetros del estado de Coahuila. Tallados en la dura y áspera roca, estos morteros presentan diámetros que varían entre 15 y 20 centímetros y profundidades que oscilan entre 20 y 30 centímetros. Se encuentran alineados uno junto al otro, con separaciones de 8 a 18 centímetros.
Las marcas del cincel de piedra son aún visibles en las paredes de los morteros, lo que permite deducir el meticuloso proceso de fabricación. Este comenzaba desde el centro y se expandía hacia los costados hasta alcanzar la circunferencia y profundidad deseadas. Carlos Medina, quien realizó el descubrimiento, encontró junto a los morteros varias «manos» de piedra, herramientas utilizadas por los Tobosos para procesar plantas y granos.
La Importancia del Agua.
A unos seis metros de los tres morteros contiguos, se encuentra un cuarto mortero, estratégicamente ubicado cerca de una grieta en la roca de aproximadamente 5 centímetros de ancho. De esta grieta emana un aire húmedo y fuerte, acompañado del sonido de una corriente de agua subterránea. Esto sugiere la existencia de un manantial en tiempos antiguos, lo que explicaría la elección de este sitio por parte de los Tobosos para tallar sus morteros.
Carlos Medina sugiere que la presencia de agua fue un factor crucial en la selección de este sitio para la fabricación de los morteros. La forma del terreno y la presencia de jarillas de río indican la probable existencia de un manantial, vital para las actividades de la tribu.
Vestigios Adicionales en la Región.
A kilómetros de este vestigio, en la Cascada de los Chuzos, otro sitio arqueológico en Jiménez, se han localizado más de diez morteros adicionales junto a petrograbados y pinturas rupestres. La ubicación de estos morteros cerca del lecho de un arroyo sugiere la presencia de manantiales de agua en el pasado, reafirmando la teoría de que los Tobosos seleccionaban estos sitios por la disponibilidad de agua.
Además, en la Sierra el Diablo, se encuentran una serie de construcciones circulares de piedra que servían como viviendas para los Tobosos. Estos vestigios, junto con los morteros, constituyen importantes pistas sobre la vida de esta tribu nómada.
Alineación con el Cinturón de Orión.
Un aspecto fascinante de estos vestigios es su alineación con el Cinturón de Orión, un asterismo que forma parte de la constelación de Orión. Este cinturón está compuesto por las estrellas Alnitak, Alnilam y Mintaka, conocidas en muchas culturas como Los Tres Reyes Magos o Las Tres Marías. Estas estrellas brillantes han sido un punto de referencia en diversas tradiciones y, en la antigüedad, fueron asociadas con figuras mitológicas como Osiris en el antiguo Egipto y Sah en la cultura china.
Los morteros tallados por los Tobosos parecen estar alineados con estas tres estrellas, lo que sugiere un conocimiento avanzado de astronomía y una posible intención simbólica o ritual detrás de su ubicación y disposición. Esta alineación podría indicar que los Tobosos utilizaban el cielo nocturno como una guía o referencia para sus actividades cotidianas y ceremoniales.
Cinturón de Orión en la Cultura Antigua.
En la antigüedad, el Cinturón de Orión fue objeto de diversas interpretaciones culturales. En el antiguo Egipto, la constelación de Orión y otras circundantes representaban la figura de Sah, correlacionada con Osiris, el dios que presidía el tribunal del juicio final y uno de cuyos dominios se hallaba en la Duat o inframundo celestial. La alineación del cinturón con las tres grandes pirámides de Giza en Egipto, descubierta en 1984 por Robert Bauval, ingeniero y escritor aficionado a la astronomía y la egiptología, sugiere un profundo conocimiento astronómico y una conexión entre las estrellas y la arquitectura monumental.
En la cultura china, los Fushoulu (o Fu Lu Shou) son tres dioses benefactores asociados con los astros del cinturón de Orión. La tradición greco-romana también reconoce a este conjunto de tres estrellas, denominándolas Zona (el cinto) y Iugula (el cuello).
Visibilidad del Cinturón de Orión.
El Cinturón de Orión es visible al anochecer entre mediados de noviembre y finales de mayo de cada año. Su paso por el meridiano, la mayor altura en el cielo sur, ocurre aproximadamente el 17 de febrero a las 21 horas. Durante la época navideña, el asterismo es visible saliendo por el horizonte este, lo que ha llevado a su asociación con los Tres Reyes Magos en regiones como México, Puerto Rico y parte de Colombia.
Los morteros de los Tobosos, situados en las sierras de Jiménez, representan un invaluable patrimonio arqueológico que nos permite entender mejor la vida de esta tribu nómada. Su ubicación estratégica cerca de fuentes de agua y su alineación con el Cinturón de Orión sugieren un conocimiento avanzado de astronomía y una profunda conexión entre la naturaleza, el cielo y las prácticas cotidianas de los antiguos habitantes del desierto. Estos vestigios no solo iluminan aspectos de la subsistencia diaria de los Tobosos, sino que también abren nuevas perspectivas sobre sus creencias y conocimientos astronómicos, integrando aspectos culturales y naturales en un legado histórico significativo.
Por: Gorki Rodríguez.