En el vasto desierto del Bolsón de Mapimí, en México, existe un lugar rodeado de misterio y supersticiones conocido como la Zona del Silencio.
Jiménez Chihuahua (Historias). – Esta denominación fue acuñada por primera vez por el ingeniero Harry de la Peña, quien trabajaba para PEMEX, la empresa petrolera estatal mexicana.
Durante sus labores de planificación de un oleoducto que atravesaría varios estados del norte del país, incluyendo Chihuahua, de la Peña descubrió una anomalía en el área geográfica cercana al cerro de San Ignacio.
El ingeniero notó que las ondas de radiofrecuencia se distorsionaban en esa región y, en algunos puntos, había una ausencia total de señales.
Fascinado por este fenómeno, de la Peña comenzó a referirse a ese lugar como la Zona del Silencio.
Aunque realizó investigaciones preliminares utilizando equipos de radiofrecuencia, no existen estudios científicos que respalden completamente esta información sobre la presencia de un campo magnético cambiante en el área.
Con el paso del tiempo, las declaraciones del ingeniero de PEMEX y los eventos que ocurrieron en la región contribuyeron a difundir el término de la Zona del Silencio a nivel nacional e internacional.
Uno de los eventos más destacados ocurrió el 11 de julio de 1970, cuando los habitantes cercanos al cerro de San Ignacio presenciaron la caída de un objeto luminoso que iluminó el área durante varios minutos. La población local, desconociendo la verdadera naturaleza del objeto, comenzó a atribuirlo a seres de otra dimensión.
Sin embargo, se descubrió posteriormente que el objeto era la cápsula espacial Athena, la cual había caído accidentalmente y fue recuperada por el gobierno de Estados Unidos.
Ante esta situación, el gobierno mexicano autorizó el ingreso de personal estadounidense al área del Bolsón de Mapimí para recuperar la cápsula.
Durante la operación, el personal estadounidense saqueó grandes cantidades de tierra, especímenes de cetáceos y animales, alegando que la cápsula era radioactiva.
Las primeras declaraciones del ingeniero de PEMEX y los sucesos relacionados con la caída de la cápsula Athenas contribuyeron a la creación de una imagen distorsionada de la Zona del Silencio.
A partir de entonces, se difundieron numerosas supersticiones, leyendas y mitos sobre el lugar, generando una percepción internacional de la zona como un sitio místico y paranormal.
Sin embargo, investigadores dedicados al estudio y conservación del desierto del Bolsón de Mapimí, incluida el área conocida como la Zona del Silencio, han desacreditado muchas de estas creencias.
La flora y fauna aparentemente anormales o mutantes son en realidad endémicas de la región, es decir, no se encuentran en ninguna otra parte del mundo.
Además, la ausencia de señales en algunas áreas se debe a la presencia de magnetita, un mineral abundante en ciertos sectores del desierto.
En el Bolsón de Mapimí, se han identificado 403 especies de vegetación, incluyendo 31 endémicas del desierto de Chihuahua.
Asimismo, la fauna comprende 247 especies, de las cuales 75 están protegidas por regulaciones ambientales mexicanas.
Entre las especies más comunes se encuentran las aves de la familia Emberizidae y los reptiles de la familia Colubridae.
El desierto del Bolsón de Mapimí ha sido malinterpretado durante años como la Zona del Silencio y un lugar de sucesos paranormales.
Esta reputación ha llevado al saqueo de especies vegetales y animales únicas, muchas de las cuales son raras o endémicas. Asimismo, se han atribuido fenómenos extraños al área que carecen de sustento científico.
A pesar de ello, el desierto del Bolsón de Mapimí y la región conocida como la Zona del Silencio siguen siendo un entorno fascinante para la investigación científica y la conservación de la biodiversidad única de la zona. Estos esfuerzos son fundamentales para desvelar los verdaderos secretos de este lugar enigmático y proteger su riqueza natural para las generaciones futuras.
Por: Gorki Belisario Rodríguez Ávila.
Fotografía: Historias / Gorki Rodríguez.