Fotografía: Gorki Rodríguez / Archivo / HISTORIASMX

Un fuerte estruendo a las 14:55 horas irrumpió la tranquilidad de los jimenenses, generando una gran explosión y llamarada que se dejó ver a kilómetros.

HISTORIASMX. – Un día como hoy se cumplen 52 años de la explosión que puso a Jiménez en el mapa mundial. La mañana del 1 de julio de 1972 transcurría como cualquier otro día, de manera normal y sin contratiempos en el municipio de Jiménez, en la región sur del estado de Chihuahua; todo era calma y cotidianidad, que serían interrumpidos por una catástrofe de magnitudes nacionales e internacionales: la explosión de un cilindro de gas de 65 toneladas, que dejaría más de 500 personas lesionadas y una cifra imprecisa de muertos y desaparecidos.

Una Tragedia Inesperada.

Esa mañana, en los patios y vías de ferrocarriles mexicanos, apostados entre la colonia Estación y Ferrocarrilera, el ayudante José Cázares, en sustitución del maquinista Alejo Alarcón Madrid, realizaba tareas de reacomodo de la máquina principal de los vagones del tren, con número 5605; maniobras que excedían la velocidad permitida de 15 kilómetros por hora.

Al momento de las tareas de reacomodo, a bordo de la máquina tripulada por José Cázares, y conducida a una velocidad de 15 kilómetros por hora; un cambio de vía mal ejecutado derivó en el choque de la máquina con un tanque de gas butano de 65 toneladas, provocando una explosión de magnitudes catastróficas, según relata la maestra del Archivo Histórico de Jiménez, Guadalupe Estavillo.

El Momento de la Explosión.

Un fuerte estruendo a las 14:55 horas irrumpió la tranquilidad de los jimenenses, generando una gran explosión y llamarada que se dejó ver a kilómetros. El ayudante había impactado el tanque de gas butano y, en instantes, una onda de vapores calientes, producto de la explosión del tanque, cubrió un radio de 500 metros, causando cuantiosos estragos en la infraestructura urbana y dejando cientos de víctimas con lesiones por quemaduras y fallecidos.

El historiador del municipio de Jiménez, el doctor Salvador Mendoza Rede, dentro de sus efemérides matutinas resalta que; “En 1972 la máquina de patio No. 5605, conducida por el ayudante José Cázares, en sustitución del maquinista Alejo Alarcón Madrid, conducida a velocidad inmoderada, fue a chocar contra carros tanque cargados con gas butano, originando una explosión que produjo estragos en quinientos metros a la redonda, causando quemaduras y muerte a muchas personas en Jiménez”.

La Respuesta de Emergencia.

Se informa que fueron entre 500 y 800 heridos, los cuales fueron enviados a diversos centros hospitalarios nacionales. Se recibió ayuda de muchos puntos del país, las primeras brigadas de auxilio llegaron de las compañías mineras, de la Cruz Roja y de bomberos de Parral, Santa Bárbara y San Francisco del Oro. Los principales diarios y la televisión informaron sobre “Muerte y desolación en Jiménez”.

«De la estación de ferrocarriles sólo quedan escombros calcinados, la noticia de la catástrofe recorre el mundo; la BBC de Londres establece contacto directo con la Presidencia Municipal; el gobierno español solicita informes de sus conciudadanos radicados en esta ciudad. Se estableció un puente aéreo para evacuar a los heridos con naves de Sedena, Marina, SSA, Pemex, Gobierno del Estado y particulares. Jiménez vive su tragedia, pero no la vive solo”.

La Segunda Explosión.

Luego de la primera explosión, devino una segunda, que cobró la vida de decenas de personas que se habían acercado a ver lo sucedido; dejando a su vez, una cifra alta de personas lesionadas.

Habitantes de los alrededores de las vías del tren y del sitio de la explosión, salieron de sus casas para refugiarse en el Ojo de Dolores, el Río Florido, el Cerro de los Reyes y el “Chacate”, rumbo a la Sierra de Chupaderos, buscando un sitio seguro para ellos y sus familiares, a raíz de la explosión.

Testimonios de los Sobrevivientes.

Alfredo Gámez Rodríguez, mejor conocido como “Pimpo”, sobreviviente de la explosión, relata que, “Durante los sucesos ocurridos, vivía en el barrio de La Estación, era sábado, regularmente yo ese día venía a la casa de mi mamá, trabajaba en una Conasupo que tenía mi hermana, pero ese día era la graduación de la prepa y vine por unas calcetas, comí y me fui. Me paré en esa esquina (cerca del molino harinero), donde pasaban unos camiones que les decíamos veintenos; estando parado ahí, empezamos a oír un zumbido, y cuando me volteo ya estaba la flama, salí corriendo, pero el aire caliente me alcanzó y quemó en un 70 por ciento de mi cuerpo. Luego nos llevaron a Parral y después a la ciudad de México, donde estuve alrededor de cuatro meses, pero volví a Jiménez después de un año”.

Así mismo, relata el señor «Pimpo», que en el hospital le tocó estar con seis personas más, las cuales salieron con bien, derivado de que en todos los hospitales y clínicas de México, todas las personas que llegaban quemadas de la explosión en Jiménez, fallecieron.

La maestra Guadalupe Estavillo, directora del Archivo Histórico de Jiménez, expresa que, en uno de los muchos relatos, la señora conocida como “La chiquita Luján” platica que después de la explosión, acudió a la clínica del IMSS, apenas en construcción, cuando al momento de llegar vio a su amiga quemada y al momento de atenderla y retirarle el brasier, se le vino con todo y carne. Para el anochecer del 01 de julio de 1972, la noticia había fluido en todo el estado de Chihuahua, así como en los estados de Coahuila y Durango; hecho que para el 02 de julio ya era noticia nacional y mundial, acudiendo autoridades de todos tipos a socorrer a los heridos y evaluar la situación.

Fotografía: Gorki Rodríguez / Archivo / HISTORIASMX

El Legado de la Tragedia.

A 50 años de los trágicos sucesos ocurridos, las secuelas aún viven en los sobrevivientes y los inmuebles alcanzados por la onda de calor. La comunidad de Jiménez ha aprendido a vivir con los recuerdos de aquel fatídico día, manteniendo viva la memoria de los afectados y trabajando para que una tragedia similar no vuelva a ocurrir.

Por: Gorki Rodríguez.

Por historias