Los fósiles corresponden probablemente al género de los bivalvos del periodo del cretácico.
HISTORIASMX. – El territorio del municipio de Jiménez, alberga diferentes yacimientos fosilíferos, todos principalmente del periodo del cretácico. Los fósiles de este periodo corresponden principalmente a fauna y flora marítima y terrestre.
En algunos sectores de la zona centro y sureste del municipio, se han localizado esqueletos de mamuts, del periodo del Plioceno, lo que indica la gran riqueza paleontológica que hay en el municipio.
La parte del del desierto central alberga un yacimiento fosilífero, poco explorado, el cual está conformado por conglomerado de bivalvos, los cuales poseen una ligera capa de óxido de hierro.
A comparación de los yacimientos de la zona sur de Jiménez; el que se encuentra en la zona centro, ubicado en el faldeo de una sierra, se encuentra aún en un estado natural, mostrando escasas o prácticamente nulas alteraciones por la intervención del hombre.
Asimismo, los fragmentos que se pueden localizar son los fragmentados por la acción de la erosión del viento y agua que se encuentran dispersos sobre el terreno drenado. El yacimiento principal, que sigue una beta en línea recta por todo el faldeo de la sierra, se encuentra aún cubierto por tierra. Escarbando, los fósiles se pueden encontrar a cincuenta centímetros de profundidad.
Durante el periodo del cretácico, el territorio del municipio de Jiménez, así como el de Chihuahua y la parte central del territorio nacional México, estuvo cubierto por un mar de poca profundidad al cual erróneamente se le conoce como “Mar Tetis”, más sin embargo su nombre correcto es Mar Interior de Occidental.
Los vestigios de este mar quedan hoy en día en los depósitos de sal de los estados de Coahuila, Durango y Chihuahua, así como en el registro fósil disperso en México, en especial en los estados antes mencionados. La flora y fauna petrificada de los diversos bancos fosilíferos ha sido de gran ayuda para investigadores y científicos, para saber cómo era la vida en el Planeta Tierra hace millones de años.
Características del Mar Occidental.
Con una profundidad de 760 metros, una anchura impresionante de 970 kilómetros y una longitud majestuosa de 3200 kilómetros, el Mar Interior Occidental fue el resultado de la colisión titánica entre las placas del Pacífico y América del Norte, que dio origen a las imponentes Montañas Rocosas en el oeste del continente.
A mitad del periodo Cretácico, cuando el nivel del mar se elevó, formando el Mar de Mowry en el oeste de América del Norte, el mar se conectó con las aguas del océano Ártico al norte y el golfo de México al sur, creando un vasto y cambiante cuerpo de agua que creció y decreció a lo largo del Cretácico.
En su apogeo, el mar se extendía desde las majestuosas Montañas Rocosas hasta los Apalaches en el este, con alrededor de 1000 kilómetros de anchura y una profundidad máxima de 800 a 900 metros. Aunque relativamente poco profundo para los estándares marinos, este entorno singular dejó una huella indeleble en la flora y fauna de la región.
La deposición de carbón en la región sugiere que el clima del Mar Interior era cálido y tropical, albergando una rica diversidad de algas calcáreas. Este ecosistema único fue hogar de una asombrosa variedad de vida marina, y sus aguas resguardaban criaturas prehistóricas que desafían nuestra imaginación.
Entre los vestigios fósiles que emergen del pasado, destacan los imponentes reptiles marinos como los mosasaurios y plesiosaurios. Además, la presencia de gigantescos depredadores acuáticos como el Xiphactinus y el temible tiburón Cretoxyrhina añaden un toque de misterio y grandeza a este antiguo escenario.
Pero, como todo en la vida, el Mar Interior Occidental llegó a su fin. Al final del Cretácico, elevaciones continuas del terreno provocaron la retracción de las aguas, despidiendo al imponente mar de la escena geológica y llevando consigo los secretos que albergaba.
Hoy, los rastros fosilizados y la memoria de este coloso acuático perduran, ofreciendo a los científicos y curiosos un vistazo a un mundo antiguo que una vez yacía bajo las olas del Mar Interior Occidental. Cada fósil es un portal al pasado, revelando las maravillas y misterios de un periodo remoto en la historia de nuestro planeta.
Época del Cretácico: epoca de los dinosaurios, cambios continentales y extinciones.
Hace millones de años, en lo que hoy conocemos como el Cretácico, la Tierra era un lienzo en constante transformación. Los continentes, en un danzar constante, esculpían la faz del planeta mientras los dinosaurios reinaban supremos, y los océanos y cielos bullían con una diversidad asombrosa.
Al inicio del Cretácico, los dinosaurios dominaban la Tierra, surcando bosques de helechos, cicas y coníferas. Los saurópodos, gigantes de cuello largo, guiaban caravanas de criaturas a través de bosques y llanuras. Los reptiles marinos, con dientes afilados y cuellos largos, aterrorizaban los mares. A lo largo de los cielos, pterosaurios y aves alzaban vuelo, pintando un paisaje que deslumbraba con su diversidad.
Sin embargo, el Cretácico no fue estático; fue un período de cambios. Los continentes, desplazándose en un intrincado ballet geológico, configuraban nuevas tierras y mares. Al final del período, un impacto extraterrestre, quizás el famoso asteroide de Chicxulub, marcó el inicio de grandes extinciones, alterando irreversiblemente el curso de la vida en la Tierra.
A lo largo de estos 80 millones de años, nuevos dinosaurios emergieron, mostrando una evolución impresionante. Los saurópodos reinaban en el sur, mientras en el norte, bestias con cuernos como el Triceratops se alzaban. El feroz Tyrannosaurus rex se convirtió en el señor del norte, mientras que criaturas como el Spinosaurus dominaban en el sur.
En los mares, los plesiosaurios dieron paso a los mosasaurios, y los océanos se llenaron de rayas, tiburones y vida marina diversa. En la tierra, las plantas con flores florecieron y se expandieron, transformando los paisajes. Los insectos, desde abejas hasta escarabajos, contribuyeron a la rápida dispersión de estas nuevas plantas.
La extinción al final del Cretácico marcó el fin de una era. Dinosaurios, pterosaurios y muchas otras formas de vida desaparecieron, dejando espacio para una nueva era de mamíferos y aves. El impacto de este evento resonó en la historia de la Tierra, moldeando la biodiversidad que conocemos hoy.
Viajar al Cretácico es sumergirse en un mundo perdido pero no olvidado. Las huellas de aquel tiempo perduran en fósiles, revelando la asombrosa diversidad y complejidad de la vida que una vez pobló nuestro planeta. Cada descubrimiento arqueológico es un portal al pasado, permitiéndonos imaginar y comprender la época en que los dinosaurios gobernaban y la Tierra estaba en constante cambio.
Por: Gorki Rodríguez.
Fotografía: Gorki Rodríguez / Historiasmx.