La Sierra del Diablo, ubicada en la porción suroeste del municipio de Jiménez, Chihuahua, es un lugar lleno de misterio y belleza.  

Jiménez, Chihuahua (Historiasmx). – Con una altura de dos mil 149 metros sobre el nivel del mar, este imponente paisaje es hogar de microclimas únicos que contrastan con la aridez del desierto circundante. 

Este complejo de sierras, que abarca un área de mil 716.2 kilómetros cuadrados y colinda con el estado de Coahuila, alberga una flora y fauna extraordinaria que se adapta a sus cerros entrelazados, cañones y pasadizos.  

Es en estos rincones donde crecen frondosos encinos y pinos piñoneros, especies que encuentran su hogar en los microclimas de la Sierra del Diablo y que no se encuentran en ninguna otra parte del municipio. 

Parte trasera de la Sierra del Diablo.

Los encinos, parte esencial del paisaje de la Sierra del Diablo, se diferencian por su porte imponente. Pertenecientes al género Quercus y a la familia Fagaceae, estos árboles pueden alcanzar los 20 metros de altura y tienen troncos de hasta 1.50 metros de diámetro.  

Su corteza áspera y oscura los distingue, al igual que sus hojas de bordes aserrados y flores femeninas y masculinas que emergen en los meses de febrero y marzo. Las bellotas que producen son su fruto característico y tienen un papel vital en el ecosistema. 

Los pinos piñoneros, por otro lado, se encuentran en menor población y suelen crecer en los cañones más húmedos y sombreados de la sierra. Con una altura que no supera los tres metros, estas especies encuentran en estos microclimas las condiciones ideales para prosperar. 

En esta área de la Sierra del Diablo, predominan las plantas de Sotol.

Aunque el paso del tiempo y diversos factores han afectado la población de especies como el borrego cimarrón, la cabra de monte y los osos, todavía se pueden encontrar algunos ejemplares de estas especies en la Sierra del Diablo. Su presencia es testimonio de la importancia de conservar este valioso ecosistema. 

La fauna actual de la región incluye al gato montés, puma, coyote, conejo, liebre, diversas aves, venado, jabalí y otras especies que desempeñan un papel fundamental en el equilibrio del ecosistema. 

Acantilado de la Sierra del Diablo.

La Sierra del Diablo es un verdadero oasis en medio del desierto de Jiménez. Sus microclimas únicos y su rica biodiversidad hacen de este lugar un tesoro natural que merece ser protegido y valorado.  

A través de la conservación y el respeto por este entorno especial, podemos preservar su belleza y garantizar su existencia para las generaciones futuras. 

Por: Gorki Belisario Rodríguez Ávila.  

Fotografía: Historiasmx / Gorki Rodríguez. 

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