CONAGUA actúa contra rancho de Duarte… ¿y los nogaleros que secaron el acuífero Jiménez-Camargo, para cuándo?

¿Es más fácil aplicar la ley cuando el blanco es un político caído en desgracia? La actuación contra Duarte fue rápida, visible y mediática. En contraste, los verdaderos responsables del saqueo hídrico siguen operando como si nada.

CHIHUAHUA.— La Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) irrumpió con maquinaria y cámaras en mano para demoler una presa ilegal en el rancho del exgobernador César Duarte, en Balleza. El video del operativo fue celebrado en redes como un acto de justicia, pero también abrió una pregunta incómoda: ¿y los grandes sobreexplotadores del acuífero Jiménez-Camargo, por qué siguen intocados?

Presas ilegales sí, pero los megapozos nogaleros no

En el rancho El Saucito, la Conagua identificó cinco presones con capacidad de almacenar hasta 700 mil metros cúbicos de agua. Solo una fue demolida. La acción parece contundente, pero llega con sabor a show mediático, considerando que mientras eso ocurría, en el acuífero Jiménez-Camargo —uno de los más sobreexplotados del país— siguen operando decenas de pozos ilegales y concesiones cuestionables, principalmente para cultivos de nogal y alfalfa de exportación.

Acuíferos colapsados, comunidades sin agua y autoridades mudas

Desde hace años, las comunidades de Jiménez, Camargo y zonas rurales cercanas denuncian la falta de agua potable, pozos comunitarios secos y tierras abandonadas por falta de riego. La causa es conocida y documentada: el uso irracional del agua para monocultivos intensivos de nogal y alfalfa, muchos de ellos propiedad de agroempresarios con fuertes nexos políticos. Pero ahí, CONAGUA no envía maquinaria ni publica videos de operativos.

Justicia selectiva y doble discurso

¿Es más fácil aplicar la ley cuando el blanco es un político caído en desgracia? La actuación contra Duarte fue rápida, visible y mediática. En contraste, los verdaderos responsables del saqueo hídrico siguen operando como si nada. Las decenas de presas de tierra, pozos profundos sin medición real y el desvío de agua en zonas agrícolas de alta producción permanecen bajo una impunidad sistémica.

Una señal para los de abajo, silencio para los de arriba

Mientras familias enteras deben acarrear agua o consumir líquido contaminado con arsénico, los megaproyectos agrícolas no solo sobreviven: prosperan. La demolición de una presa en un rancho de Duarte no resuelve la crisis hídrica ni representa justicia ambiental. Solo exhibe un patrón conocido: la ley se aplica con fuerza donde conviene, y se omite donde afecta a los poderosos en turno.

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