Las cactáceas, algunas de las cuales están catalogadas como en peligro de extinción, ofrecen un espectáculo único, al lucir coloridas flores, tras la llegada de la primavera.
HISTORIASMX. – Desde enero no se han registrado precipitaciones pluviales en el municipio de Jiménez, Chihuahua, la flora desértica resiste ante las adversidades del clima y el cambio climático, que ha aumentado la temperatura, de manera considerable y con ello precipitaciones pluviales cada vez más irregulares.
Algunas plantas y cactáceas, pese a las condiciones climáticas que imperan; con la llegada de la primavera han comenzado a florecer, ofreciendo todo un espectáculo único, al ser las flores de las plantas y cactus del desierto, unas de las más bellas de la naturaleza.
Entre las cactáceas que se pueden encontrar dentro del territorio del municipio de Jiménez, se encuentra el Echinocereus stramineus, por su nombre científico, o biznaga pitayera como comúnmente se conoce. Esta cactácea crece en las llanuras y está conformada por varios tallos en forma cilindro, conformada por hasta 500 tallos y una altura de hasta un metro.
La floración de esta cactácea es única, dado que la flor es de tonalidades rosas incandescentes, con el centro amarillo, todo un espectáculo para la pupila. Asimismo, donde crece cada flor, crece una fruta, conocida como pitaya, todo un manjar conocido y degustado por los habitantes del desierto.
Otra de las floraciones más espectaculares, es la del ocotillo o Fouquieria splendens por su nombre científico. Esta planta, es un tipo arbusto cuyas ramas son unos tallos cilíndricos rectos que parecieran estar secos, de una altura de hasta cuatro metros. Durante la época de floración, las flores crecen en la punta de las ramas en forma de trompetas rojas por racimos. Este tipo de flores es un manjar, ya que segregan un tipo de néctar atrae a las abejas y a las personas que disfrutan de esta flor.
Asimismo, otro de los cactus con una de las flores más fascinantes es el huevo de toro o Echinocereus pectinatus. Rigidissimus por su nombre científico. Este cactus, suele crecer individualmente. Tallo es entre esférico y cilíndrico, tamaño de entre 6 y 30 cm de largo, y diámetro de entre 4 y 11 centímetros. Recubiertos de espinas. De entre 15 y 26 costillas, tubérculos planos. Espinas centrales no se forman. Espinas radiales están a menudo entrelazadas, y situadas en la superficie del disco. Fuertes, color rojo, blanco, amarillento o amarronado, y tienen una longitud de entre 0,5 y 1 cm. Flores, en forma de embudo, color entre rosa brillante y magenta, tienen una garganta blanca, aparecen en puntas de los brotes y tienen de 6 a 7 cm de largo, alcanzando diámetros entre 6 y 9 cm. Fruto carnoso, espinoso, forma aovada, color entre verde y rojo.
En Jiménez, se puede encontrar una gran diversidad de plantas y cactus, ya que es el único municipio del estado de Chihuahua, que pertenece a los desiertos del Bolsón de Mapimí y el desierto Chihuahuense.
Conociendo el desierto Chihuahuense.
El Desierto de Chihuahua, hogar de vastas extensiones áridas y majestuosas montañas, ha revelado nuevas maravillas que desafían las percepciones tradicionales sobre la vida en entornos áridos. Situado en América del Norte y compartido por México y Estados Unidos, este desierto ha sido objeto de un estudio en profundidad que revela su sorprendente biodiversidad y características únicas.
Con una extensión que abarca aproximadamente 450,000 km², aunque algunos estudios sugieren una expansión aún mayor hasta alcanzar los 630,000 km², el Desierto Chihuahuense representa el 36% de la totalidad de los desiertos en el continente americano. Su ubicación estratégica, delimitada por las imponentes cordilleras de la Sierra Madre Occidental y la Sierra Madre Oriental, y al norte por el sur de las Montañas Rocosas, ha generado un clima árido característico, creando un ecosistema único que ha fascinado a científicos y entusiastas de la naturaleza durante décadas.
Lo que hace destacar al Desierto de Chihuahua es su sorprendente diversidad biológica. Aunque se necesitan más estudios detallados sobre su flora y fauna, algunas fuentes lo posicionan como el segundo desierto más biodiverso del mundo, solo superado por el desierto de Sonora. Esta riqueza biológica se manifiesta en una variedad de ecosistemas, desde matorrales desérticos hasta bosques caducifolios y de coníferas, que forman islas de microclimas frescos y húmedos en medio del árido paisaje.
Además, el Desierto de Chihuahua alberga sorprendentes descubrimientos geológicos. Desde el norte de la Sierra Madre Occidental hasta las montañas Davis, se han identificado paisajes impresionantes, como acantilados asociados al relieve montañoso y humedales con una exuberante vegetación ribereña, que añaden una capa adicional de diversidad a este vasto desierto.
Este ecosistema único no solo es un tesoro biológico sino también un área de importancia global. Es el único ecosistema mexicano que figura entre las 35 ecorregiones prioritarias del Fondo Mundial para la Naturaleza, lo que destaca su valor en términos de conservación y preservación.
Los descubrimientos en el corazón del Desierto de Chihuahua nos recuerdan que la naturaleza aún guarda secretos por descubrir. Este vasto y misterioso desierto continúa siendo un área de exploración y estudio para científicos de todo el mundo, ofreciendo constantemente nuevas perspectivas sobre la vida en entornos aparentemente inhóspitos.
Descubre el desierto del Bolsón de Mapimí.
En un giro extraordinario que está redefiniendo nuestra comprensión de la historia antigua de México, arqueólogos han desenterrado evidencia sorprendente de una civilización prehispánica en el vasto y árido Bolsón de Mapimí. Esta región, compartida por los estados mexicanos de Durango, Chihuahua, Coahuila y Zacatecas, ha revelado secretos enterrados bajo las arenas del desierto que podrían cambiar el curso de la investigación arqueológica en la zona.
Durante una expedición de investigación en la cuenca endorreica del Bolsón de Mapimí, se han descubierto restos que apuntan a una civilización antigua que habitó la región hace miles de años. Este hallazgo es especialmente significativo dado el entorno aparentemente inhóspito del desierto, que una vez albergó pequeñas lagunas alimentadas por arroyuelos superficiales y veneros subterráneos, como las de Viesca y Mayrán, fundamentales para el desarrollo de la vida y la cultura en la zona.
Los arqueólogos han desenterrado una serie de artefactos intrigantes, incluyendo restos de cerámica, herramientas de piedra y estructuras arquitectónicas. Estos hallazgos sugieren una sociedad compleja y organizada que prosperó en el Bolsón de Mapimí, desafiando la noción de que los desiertos son desprovistos de vida y actividad humana. Además, se han identificado petroglifos y pictogramas que representan escenas de la vida cotidiana y rituales religiosos de esta antigua civilización, proporcionando una ventana fascinante hacia el pasado.
Este descubrimiento arqueológico confirma la importancia del Bolsón de Mapimí como un centro de actividad humana desde tiempos inmemoriales y destaca la necesidad de proteger y preservar estos sitios para futuras generaciones. Además, el hallazgo sugiere que el Bolsón de Mapimí, conocido por albergar la novena conurbación más poblada de México, la Zona Metropolitana de Torreón, ahora se revela como un tesoro arqueológico que promete desvelar más secretos sobre la historia antigua de México y la vida en los desiertos de América del Norte.
Por: Gorki Rodríguez.