El mayor peligro radica en la normalización de estas prácticas. El hecho de que algunos periodistas se presten a este juego sucio en aras de beneficios económicos perpetúa un sistema en el que la verdad se ve distorsionada y el ejercicio ético del periodismo queda marginado.
HISTORIASMX. – En los últimos años, el municipio de Jiménez ha visto cómo el ejercicio periodístico se ha vuelto cada vez más vulnerable. Alcaldes y exalcaldes han dejado de lado la creación de protocolos que protejan a los periodistas, optando en cambio por estrategias que van desde la intimidación hasta la corrupción directa. Estas acciones no solo atentan contra la libertad de prensa, sino que también comprometen la transparencia y la democracia en la región.
El problema radica en la ausencia de políticas públicas que garanticen la seguridad de los periodistas. En lugar de implementar mecanismos que protejan a quienes ejercen esta labor, se recurre a prácticas como el amedrentamiento y las amenazas hacia reporteros que publican investigaciones que incomodan a las autoridades. Aquellos que se atreven a evidenciar actos de corrupción o señalar las malas prácticas dentro de la administración pública se encuentran en una posición precaria, especialmente si no están alineados con el aparato oficial.
Este fenómeno se ha agravado en la última década. Las administraciones municipales han utilizado recursos públicos para cooptar a periodistas mediante pagos que buscan asegurar cobertura favorable o, peor aún, silencio cómplice. Esta práctica, lamentablemente común, no solo deforma la labor periodística, sino que mina la confianza de la ciudadanía en los medios locales, generando un entorno de desinformación y manipulación.
El mayor peligro radica en la normalización de estas prácticas. El hecho de que algunos periodistas se presten a este juego sucio en aras de beneficios económicos perpetúa un sistema en el que la verdad se ve distorsionada y el ejercicio ético del periodismo queda marginado. Esta situación pone en riesgo la esencia misma de la libertad de prensa, al convertir a los medios en simples instrumentos del poder político.
Ante este panorama, es crucial que la sociedad y los periodistas independientes alcen la voz. La libertad de prensa es uno de los pilares fundamentales de cualquier democracia, y su vulneración en Jiménez es un problema que debe ser atendido con urgencia. Es momento de exigir un periodismo libre de presiones, donde la verdad y la ética prevalezcan sobre los intereses personales o de grupo. Solo así se podrá recuperar la confianza y la transparencia en la labor informativa, esenciales para el bienestar de la comunidad.
Por: Gorki Rodríguez.