Fotografía: HISTORIASMX / Gorki Rodríguez / Archivo.

El acuífero Jiménez-Camargo ha sido explotado sin control durante décadas, principalmente por el sector nogalero, que requiere grandes cantidades de agua para mantener su producción.

HISTORIASMX. – En el municipio de Jiménez, Chihuahua, miles de ciudadanos enfrentan un grave problema de salud pública: la contaminación del agua con arsénico y la exposición constante a agroquímicos.

Ambas problemáticas son consecuencia directa de la sobreexplotación del acuífero Jiménez-Camargo y del uso indiscriminado de pesticidas y fertilizantes en los cultivos de nogal que rodean la mancha urbana.

Agua contaminada con arsénico: un riesgo letal

El acuífero Jiménez-Camargo ha sido explotado sin control durante décadas, principalmente por el sector nogalero, que requiere grandes cantidades de agua para mantener su producción. Esta extracción desmedida ha provocado el descenso de los niveles freáticos, lo que a su vez ha generado un fenómeno de concentración de arsénico en el agua subterránea. El arsénico es un metal pesado altamente tóxico, y su consumo prolongado puede provocar enfermedades graves como:

  • Cáncer de piel, vejiga y pulmones.
  • Daños en el sistema nervioso y cardiovascular.
  • Problemas en el desarrollo infantil.
  • Trastornos digestivos y renales.

A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un límite de 0.01 mg/L de arsénico en el agua potable, estudios recientes han detectado concentraciones muy superiores en pozos de abastecimiento en Jiménez, lo que representa un peligro para toda la población.

Agroquímicos: el otro veneno que respiran los ciudadanos

Además del agua contaminada, los habitantes de Jiménez enfrentan otra amenaza silenciosa: la fumigación constante de cultivos con agroquímicos.

Los nogales, que se extienden a lo largo de la periferia de la mancha urbana, son tratados con pesticidas, herbicidas y fertilizantes altamente tóxicos, muchos de los cuales son dispersados por avionetas o sistemas de aspersión terrestre.

Los efectos de esta exposición en la salud son alarmantes:

  • Enfermedades respiratorias: bronquitis crónica, asma y neumonía debido a la inhalación de partículas tóxicas.
  • Alergias y afecciones cutáneas: erupciones, irritación ocular y dermatitis.
  • Intoxicaciones agudas: mareos, vómitos y cefaleas tras la exposición a plaguicidas.
  • Daños neurológicos: pérdida de memoria, dificultad para concentrarse y, en casos extremos, trastornos neurodegenerativos.

La cercanía de estos cultivos con las zonas habitadas agrava la situación, ya que las partículas químicas transportadas por el viento terminan depositándose en viviendas, escuelas y espacios públicos. Vecinos han reportado la presencia de residuos en patios y azoteas, así como un fuerte olor químico en el aire durante las jornadas de fumigación.

Una crisis ambiental y de salud pública sin respuesta

A pesar de la evidencia científica y las constantes denuncias ciudadanas, las autoridades han mostrado una preocupante inacción frente a este problema. Los productores agrícolas continúan con sus prácticas sin restricciones claras ni regulaciones efectivas, mientras que el suministro de agua contaminada sigue siendo una realidad cotidiana para los habitantes de Jiménez.

Los ciudadanos tienen derecho a agua limpia y a un ambiente saludable. Es urgente que las autoridades municipales, estatales y federales implementen medidas inmediatas para:

  • Regular la explotación del acuífero Jiménez-Camargo, limitando la extracción excesiva de agua por parte de los productores de nogal.
  • Monitorear y reducir los niveles de arsénico en el suministro de agua potable.
  • Prohibir o restringir la fumigación aérea cerca de áreas habitadas y establecer protocolos más estrictos para el uso de agroquímicos.
  • Implementar programas de salud pública para atender a las personas afectadas por la contaminación del agua y la exposición a pesticidas.

Mientras la situación continúe sin solución, miles de jimenenses seguirán expuestos a estos venenos silenciosos, enfrentando cada día un riesgo invisible pero letal para su salud y bienestar.

Por historias

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