Situado en el centro-este del municipio de Jiménez, el cerro de Chupaderos ofrece una vista panorámica de más de 2,100 metros sobre el nivel del mar, permitiendo observar los municipios de López, Allende y Camargo en un espectáculo de 360 grados.
Historiasmx. – La tarde se desvanecía lentamente entre las imponentes plantas de Dasylirion que rodeaban las faldas de la Sierra de Chupaderos, en el municipio de Jiménez.
Cuatro intrépidos amantes del desierto se habían propuesto alcanzar la cima más alta de esta región y, de paso, conocer más sobre la planta del Sotol, famosa por su destilado homónimo.
Aunque la meta de conquistar la cumbre no se logró por completo, el encuentro con las familias de Sotol en Chupaderos fue un complemento perfecto para esta aventura.
Estas plantas, distintas de las que se encuentran en la Sierra del Diablo, crecen en un suelo característico de la geografía local, en las laderas drenadas por arroyos que fluyen desde la sierra hacia las partes más bajas.
Al descender de la montaña, entre la sombra de los cerros y los últimos rayos de sol, Oscar y Luis G. encendieron una fogata con leña de mezquite, orégano y gobernadora, lista para asar los cortes de carne que acompañarían la velada.
Mientras la lumbre cobraba vida, alguien del grupo hizo una pregunta intrigante: «¿Es el Sotol una planta de la familia del agave?».
Luis M. sacó una botella de Sotol helada de la hielera, que había mantenido la cena fresca durante las horas de sol. La respuesta llegó rápidamente: la planta del Sotol pertenece al género Dasylirion y no está relacionada con el agave. Es una especie endémica del vasto desierto chihuahuense, que adquiere su sabor único gracias a las condiciones en las que crece.
Con una buena dosis de conocimiento sobre la planta y el deleite de sabores, la luna emergió desde la Sierra de San Francisco, trayendo consigo una brisa fresca característica del desierto.
El destilado de Sotol, con su rico sabor y perlado abundante, acompañó la cena a la luz de la luna y el frío de la noche desértica.
«Un Sotol para la digestión», comentaron Luis G., Luis M. y Oscar M. después de degustar los trozos de carne asada y el destilado. El Sotol, utilizado con precaución para no alterar la conciencia por los efectos del alcohol, se presenta como la bebida perfecta para disfrutar de un pedazo del gran desierto chihuahuense, con su sabor robusto y su carácter único, diferenciándose de otros destilados de agave como el bacanora, el mezcal, la raicilla y el tequila. Ha ganado reconocimiento tanto a nivel estatal como nacional e internacional.
Situado en el centro-este del municipio de Jiménez, el cerro de Chupaderos ofrece una vista panorámica de más de 2,100 metros sobre el nivel del mar, permitiendo observar los municipios de López, Allende y Camargo en un espectáculo de 360 grados.
Además, a tan solo 25 kilómetros se encuentra el sitio arqueológico de La Cascada de los Chuzos, donde se pueden encontrar vestigios de las tribus Tobosos y Pecos.
Jiménez es un lugar lleno de pruebas de la presencia de tribus nómadas cazadoras y recolectoras.
El cerro de Chupaderos funcionó como un mirador natural para estas tribus, que utilizaban las herramientas de piedra, principalmente flechas y raspadores, para cazar y vigilar desde las alturas.
Esta expedición al cerro de Chupaderos nos transporta a un pasado ancestral y nos conecta con la historia y la belleza natural del municipio de Jiménez.
El desierto chihuahuense revela sus secretos a aquellos dispuestos a explorar, ofreciendo experiencias únicas que dejan una huella imborrable en quienes las viven.
Por: Gorki Belisario Rodríguez Ávila.
Fotografía: Historiasmx / Gorki Belisario.