El clandestinaje y la criminalización del alcohol, así como de la marihuana y amapola, han contribuido significativamente a la estigmatización de personas y espacios en localidades rurales de Chihuahua. Este estigma ha legitimado el uso de violencia represiva por parte de las autoridades y ha desvalorizado las actividades y modos de vida en la ruralidad chihuahuense.
HISTORIASMX. – La Historia del Alcohol Clandestino en Chihuahua.
La producción y consumo de alcohol en México ha estado marcada por un profundo estigma, especialmente en áreas rurales. Desde la década de 1970, en localidades como Aldama, Madera y Batopilas, la producción clandestina de sotol y lechuguilla ha sido objeto de persecución por parte de autoridades policiales y militares.
Las vinatas eran destruidas y el alcohol decomisado, empujando esta actividad a zonas aún más remotas. Este contexto de clandestinidad no solo refleja las tensiones políticas y sociales de la época, sino también las profundas desigualdades entre las zonas urbanas y rurales.
El Sotol y la Lechuguilla: Denominación de Origen y Estigmatización.
En el año 2002, la denominación de origen del sotol marcó un cambio significativo, visibilizando esta bebida artesanal a nivel internacional. Sin embargo, mientras el sotol comenzaba a ser valorado como parte del patrimonio gastronómico de México, la producción de lechuguilla continuó siendo estigmatizada.
Discursos políticos locales la asociaban con la explotación indígena y la violencia, especialmente entre jóvenes rarámuri. Esta disparidad en la percepción de ambas bebidas resalta las complejidades del contexto político y social en Chihuahua.
Clandestinaje del Alcohol en Chihuahua: Un Problema Complejo.
Mientras que en Estados Unidos la Ley Volstead propició el tráfico ilegal de alcohol, en México, las políticas públicas adoptaron una postura cientificista y moralizante. Estas políticas, fundamentadas en argumentos clasistas y racistas, dirigieron sus esfuerzos a la «instrucción moral» de los sectores más desfavorecidos.
La Ley de Alcoholes vigente en Chihuahua define el clandestinaje como la producción, almacenamiento o venta de bebidas alcohólicas sin la licencia correspondiente, considerando así a la producción artesanal de sotol y lechuguilla como una actividad ilegal.
El Estigma del Sotol y la Lechuguilla: Etnicidad, Ruralidad y Narcotráfico.
La criminalización del alcohol clandestino, al igual que la siembra de marihuana y amapola, ha estigmatizado a las poblaciones rurales de Chihuahua. Estas actividades son vistas como símbolos de atraso y violencia, lo que justifica la represión policial. Sin embargo, estas percepciones omiten aspectos estructurales fundamentales, como la falta de acceso a servicios públicos básicos y las escasas oportunidades económicas en estas regiones.
La región conocida como el Triángulo Dorado, donde se produce una parte significativa de la lechuguilla, es un claro ejemplo de esta estigmatización. Esta área montañosa, dividida entre Chihuahua, Sinaloa y Durango, es conocida por su importancia en el narcotráfico y está habitada por comunidades indígenas y mestizas. La clandestinidad y la violencia en estas zonas no solo perpetúan el estigma, sino que también profundizan la desconfianza hacia las instituciones.
El Rol del Congreso del Estado de Chihuahua.
En el Congreso del Estado de Chihuahua, los discursos estigmatizantes sobre el consumo de alcohol en zonas rurales han sido recurrentes. Desde la vinculación del consumo de alcohol con los suicidios de jóvenes rarámuri en Turuachi, hasta la solicitud de programas para atender el alcoholismo y la drogadicción en comunidades indígenas, estos discursos han perpetuado la visión negativa de estas actividades y sus practicantes.
El clandestinaje y la criminalización del alcohol, así como de la marihuana y amapola, han contribuido significativamente a la estigmatización de personas y espacios en localidades rurales de Chihuahua. Este estigma ha legitimado el uso de violencia represiva por parte de las autoridades y ha desvalorizado las actividades y modos de vida en la ruralidad chihuahuense. Aunque en 1999 las políticas públicas detuvieron los operativos policiales contra el clandestinaje de alcohol, la estigmatización persiste, polarizando a las poblaciones indígenas y mestizas y perpetuando la desigualdad y exclusión en nombre de la etnicidad, la ruralidad y la pobreza.
El análisis y la comprensión de estas dinámicas son esenciales para abordar de manera integral los problemas estructurales que afectan a estas comunidades y para construir políticas públicas más justas y equitativas.
Por: Faridy Bujaidar