Al cobijo de la CONAGUA y PROFEPA, se extinguieron 22 especies de pez, árboles centenarios, cangrejos y camarones de río, y todo un ecosistema de la ribera del Río Florido. 

Jiménez Chihuahua (HISTORIAS). – Hasta hace apenas 30 años atrás la ribera del Río Florido gozaba de un buen estado de salud; con agua fluyendo cotidianamente que daba vida a todo un ecosistema, con una gran variedad de animales, aves, peces y árboles, que vieron su fin tras la construcción de presas sobre el cauce del Florido, sobreexplotación y acaparamiento del agua y la tala ilegal de álamos.  

El Río Florido, nace en el municipio de Villa Ocampo Durango, se podría decir específicamente que desde la presa San Gabriel que trasvasa agua río abajo a la presa Pico del Águila del municipio de Coronado, Chihuahua, que retiene las aguas del cauce que deberían de fluir por el municipio de López, Jiménez y finalmente hasta llegar al municipio de Camargo, en donde el Florido se junta con el Río Conchos. 

Tiempo atrás del año de 1990, el cauce del Río Florido fluía libremente en la región sur del estado del estado de Chihuahua, que ingresaba por Coronado, siguiendo hasta López, Jiménez y finalmente Camargo. 

En la ribera de todo el Florido, se erguían desde el suelo hasta el aire, grandes, frondosos y centenarios árboles de Álamo, que conformaban un bosque espeso de tipo templado, hogar de una gran variedad de especies de tierra, aire y agua. 

Este tipo de bosques se ubican concretamente entre los municipios de López y Coronado, y una pequeña parte de Jiménez. Uno de estos sitios extintos al día de hoy, era conocido en la región sur del estado de Chihuahua, como Las Sabanetas, del municipio de López.  

La siembra de grandes extensiones de nogal a los márgenes de la ribera del Río Florido y la obstrucción del cauce del río, con la construcción de la Presa Pico del Águila, en los años 90´s, provocó la extinción del  22 especies de pez: Etheostoma Pottsi; Catostomus Bernardini; Carpiodes Carpio; Elongatus; Notropis Braytoni; Ictalurus Punctatus; Scartomyzon Austrinus; Etheostoma Australe; Cyprinella Panarcys; Codoma Ornata; Gila Pulcra; Pylodictis Olivaris; Lepomis Megalotis; Campostoma Ornatum; Dionda Episcop; Cyprinella lutrensis; Cyprinodon Eximius; Gambusia Senilis; Notropis Chihuahua; Pimephales Promelas y Astyanax Mexicanus, según el estudio Los Peces del Río Conchos. 

Anualmente una hectárea de nogal, según datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), requiere un estimado anual de 19 mil metros cúbicos de agua; los cuales eran extraídos de los acuíferos de la región sur del estado, especialmente el Jiménez-Camargo, que era alimentado hasta antes de la construcción de la presa, mediante el agua que fluía por el río. 

Además de las especies de pez hoy extintas, también desaparecieron de la ribera del Florido que pasa por Chihuahua, el camarón de río, cangrejo o langostino de río y las conchitas de río (Corbicula spp). La extinción de estas especies acuáticas ocasionó que aves migratorias no llegarán más a la rivera del Florido y que aves nativas como los halcones y aguilillas migrarán a otras partes en busca de alimento.  

Coyotes, conejos, zorros, ardillas y hasta venados, principalmente, se vieron obligados a dejar la ribera del Florido, por la invasión de terrenos donde fueron talados Álamos y todo tipo de árboles, para ser convertidos en tierras de cultivo. La invasión de la ribera generó la destrucción del ecosistema y que la comida escaseará.  

Todavía del año 2000 al 2005, el bosque de Las Sabanetas en el municipio de López mantenía una salud moderada, situación que cambió con el paso de los años, hasta quedar completamente extinto, así como gran parte de la ribera del Florido. 

Sumado a la sobreexplotación del agua, mediante la extracción de agua desmedida del acuífero, perforación ilegal de pozos, construcción de represas sobre el río, construcción de norias y la tala ilegal de árboles, para utilizar la madera de estos para los hornos de los chipotles o bien para dar paso a la apertura de predios agrícolas que en muchas ocasiones se adjudicaron de manera ilegal terreno de la ribera, aceleraron y extinguieron los bosques de loa alrededores del río. 

Aunque la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y la Procuraduría Federal a la Protección del Ambiente (PROFEPA), saben de qué la sobreexplotación del agua y la tala ilegal de árboles acabaron con la ribera del Florido, no han hecho nada por frenar el ecocidio.  

En los municipios del estado de Chihuahua, Jiménez, López y Coronado; por donde pasa el Río Florido, que hasta antes de la construcción de la presa Picó del Águila, alimentaba al acuífero Jiménez-Camargo, 14 mil 817 hectáreas de nogal, algunas de las cuales se ubican al margen de la ribera del Florido, consumen anualmente 281 mil 523 millones de metros cúbicos de agua anuales, los cuales, según la CONAGUA, han contribuido a la sobreexplotación del acuífero.  

Hoy donde fue un gran ecosistema con bosques frondosos de árboles de Álamo y hábitat de una gran variedad de flora y fauna, tanto terrestre como acuática, solo queda un paisaje más del árido desierto del municipio de Jiménez, López y Coronado, destruido por la acción del hombre.  

Por: Gorki Belisario Rodríguez Ávila / Historias.

Fotografía: Gorki Rodríguez / Historias.

Por historias