La sobreexplotación del agua de los mantos acuíferos y el río, para el riego del cultivo del nogal, así como la construcción de la Presa Pico del Águila, ocasionaron que el Río Florido y su ecosistema se extinguieran, lo que genero la extinción de 21 especies de peces.
HISTORIASMX. – En la década de los 90, el río Florido, que alguna vez fue un vibrante ecosistema acuático en el corazón de México, comenzó a sufrir transformaciones drásticas. La construcción de la presa Pico del Águila, iniciada entre 1990 y 1992, alteró irrevocablemente el flujo natural y la biodiversidad del río, llevándolo a un estado de deterioro ecológico que resultaría en la extinción total de su vida íctica nativa.
Historia y Biodiversidad Original.
Según el «Estudio los Peces del Río Conchos» de 1991, el río albergaba originalmente 21 especies nativas de peces, enriquecidas con tres especies colonizadoras adicionales. Algunas de estas especies incluían el Etheostoma pottsi, Catostomus bernardini, Carpiodes carpio, y el Ictalurus punctatus. Este ecosistema diverso no solo ofrecía un hábitat crucial para estas especies, sino que también servía como un recurso vital para las comunidades locales, quienes dependían de estos peces para alimentación y comercio.
Impacto de la Presa Pico del Águila.
La presa, situada en una sección crucial del río dentro del municipio de Villa Coronado, cortó efectivamente el flujo del río hacia áreas como López y Jiménez. Para 1995, el cauce del río se encontraba mayormente seco, con el último registro de especies endémicas de peces desapareciendo por completo en 2003. La estadística mostró un declive progresivo: de las 21 especies originales en 1968, sólo 16 sobrevivían; para 1982, este número se había reducido a 12.
Consecuencias Ecológicas y Sociales.
La desaparición del flujo constante de agua transformó el río Florido en un entorno estacional, marcado por la aparición de agua solo durante lluvias torrenciales. Este cambio no solo afectó la biodiversidad acuática, sino que también modificó el paisaje cultural y social de las comunidades ribereñas. Lugares como «Las Sabanetas», que anteriormente eran ricos en biodiversidad debido a las aguas estancadas que formaban charcos y lagunas, hoy solo persisten en fotografías y recuerdos.
La historia del río Florido es un testimonio sombrío del impacto humano en los ecosistemas naturales. Lo que una vez fue un río lleno de vida se ha convertido en un símbolo de la pérdida ecológica, un recordatorio de cómo las intervenciones infraestructurales pueden tener consecuencias duraderas para el medio ambiente y las comunidades que dependen de él.
A medida que enfrentamos desafíos ambientales globales, historias como la del río Florido resaltan la importancia de la gestión y conservación sostenible de nuestros recursos naturales.