En las entrañas de los cerros de Peñoles, en el municipio de Villa Coronado, yace un testimonio único de la vida y cosmovisión de los Tobosos, una tribu de nómadas cazadores-recolectores que recorrieron los vastos desiertos y montañas del Bolsón de Mapimí.
HISTORIASMX. – Al sur del municipio de Villa Coronado, pasando por la comunidad de Iturralde, se encuentra un sitio de importancia histórica y arqueológica que evoca la majestuosidad y misterio de las antiguas civilizaciones nómadas del norte de México: Peñoles.
Este conjunto de formaciones geológicas de origen volcánico, con sus inmensos bloques de granito desnudo y sus intrincados pasadizos naturales, fue en el pasado un santuario, refugio y hogar de los Tobosos, un pueblo cuya historia está entretejida con los paisajes del Bolsón de Mapimí, que abarca Chihuahua, Coahuila y Durango.
Un recorrido por Peñoles: Formaciones que desafían al tiempo
Peñoles se erige como un paisaje único, donde las rocas, esculpidas por la naturaleza a lo largo de milenios, crean cuevas, pasadizos y laberintos que parecen ser obra de manos divinas. Estas colosales piedras, que alcanzan alturas de más de 8 metros, forman un entramado que brinda refugio del sol abrasador y las tormentas del desierto, un entorno ideal para las tribus nómadas como los Tobosos, que llegaron aquí alrededor del año 1450 d.C.
Para llegar al corazón de Peñoles, el camino no es fácil. Desde la desviación en la rúa López-Villa Coronado, hay que tomar una brecha que atraviesa terrenos áridos y salpicados de mezquites, lechuguillas y nopales. Al aproximarse, las imponentes rocas de Peñoles emergen en el horizonte como una fortaleza natural que invita al asombro.
La cosmovisión de los Tobosos en las paredes de granito
Los Tobosos, como muchos pueblos originarios, tenían una cosmovisión profundamente conectada con su entorno. Para ellos, cada cerro, cueva o formación natural poseía un significado especial. En Peñoles, esta conexión quedó plasmada en las pinturas rupestres que aún sobreviven en sus paredes de roca.
Entre las pinturas más notables se encuentran figuras de triángulos entrelazados, que los arqueólogos interpretan como una representación de los cerros que rodean el lugar. También se han identificado dibujos de venados, un animal clave para la dieta y la supervivencia de los Tobosos, así como la representación de un corral, lo que sugiere un intento temprano de domesticación de animales, posiblemente venados u otras especies locales.
El Laberinto: Un pasaje hacia el pasado
En el centro-sur de Peñoles, escondido tras dos majestuosos encinos, se encuentra el Laberinto, un intrincado pasadizo natural que conduce a las pinturas rupestres más emblemáticas del sitio. El recorrido comienza por un pasillo serpenteante donde las paredes de granito se alzan hacia el cielo, formando un tragaluz que ilumina tenuemente el camino.
La humedad y el frío se hacen presentes mientras se avanza por el Laberinto, enfrentando zonas de oscuridad total que desafían los sentidos. Al final del trayecto, la luz del sol se filtra a través de las ramas de un encino, marcando la salida del Laberinto y la entrada al espacio donde los Tobosos dejaron sus huellas en las piedras.
Las pinturas del Laberinto son las mejor conservadas, gracias a la protección natural que ofrecen las rocas. Su ubicación estratégica ha permitido que sobrevivan a los embates del tiempo y la acción humana, manteniendo vivo un fragmento de la historia de esta tribu.
Los Tobosos: Guerreros nómadas y maestros del desierto
Los Tobosos, conocidos por su carácter aguerrido y su habilidad en la cacería, tuvieron su área de influencia en gran parte del Bolsón de Mapimí. Eran nómadas cazadores-recolectores, pero también practicaban una forma rudimentaria de agricultura, como lo evidencian los morteros y otros artefactos encontrados en Peñoles.
Durante la ocupación virreinal, los Tobosos enfrentaron una lucha desigual contra los colonizadores europeos. Las pinturas rupestres en Peñoles también narran esta interacción: figuras de jinetes a caballo y cruces religiosas grabadas en las rocas revelan el choque cultural entre los indígenas y los exploradores, quienes buscaron someterlos y evangelizarlos.
Vestigios arqueológicos: Un tesoro amenazado
El sitio arqueológico de Peñoles fue documentado por primera vez en los años 90 por el arqueólogo Arturo Guevara Sánchez, quien identificó 21 construcciones de adobe y piedra utilizadas por los Tobosos como refugios temporales. También se registraron 14 paneles de arte rupestre con representaciones zoomorfas, antropomorfas y abstractas.
Sin embargo, la falta de protección ha hecho de Peñoles un lugar vulnerable al vandalismo y saqueo, resultando en la pérdida de innumerables vestigios arqueológicos. A pesar de su importancia histórica y cultural, este sitio aún carece de una estrategia integral para su conservación y estudio.
Un llamado a la conservación y el turismo responsable
Peñoles, con sus paisajes imponentes y su riqueza histórica, es un lugar que no solo merece ser visitado, sino también protegido. Las autoridades locales y los visitantes deben tomar conciencia del valor que representa este sitio, no solo para el estado de Chihuahua, sino para el patrimonio cultural de México.
Las historias plasmadas en las paredes de granito, las leyendas de los Tobosos y los misterios de Peñoles nos invitan a reflexionar sobre el paso del tiempo y la necesidad de preservar este legado para las generaciones futuras.
Por: Gorki Rodríguez.
HISTORIASMX continuará explorando los secretos de Peñoles y otras joyas arqueológicas del estado de Chihuahua, recordando que nuestra historia es una riqueza que debemos proteger y compartir.