Lo que es cierto es que, la noche anterior a su muerte, Mimi tuvo una cita con Acosta, lo que la convirtió en una de las últimas personas en verlo con vida. Tras la muerte de Acosta, su vida cambió radicalmente. Según comentó a The New York Times, se vio obligada a huir durante varios años, pues el FBI le advirtió que sabía demasiado sobre el cartel y que su vida corría peligro.
HISTORIASMX. – En el mundo oscuro del narcotráfico, la historia de Pablo Acosta Villarreal, conocido como «El Zorro de Ojinaga», se destaca no solo por su influencia en el tráfico de drogas a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos, sino también por su relación con la estadounidense Mimi Webb Miller, un romance improbable que desafió las fronteras del crimen y el amor.
Acosta Villarreal, en su apogeo, controlaba un extenso tramo de la frontera, donde contrabandeaba toneladas de cocaína, marihuana y heroína. A través de sus conexiones y su posición estratégica en Ojinaga, Chihuahua, fue mentor de Amado Carrillo Fuentes, el infame «Señor de los Cielos». Sin embargo, detrás del hombre que manejaba el narcotráfico en la región, se encontraba una historia de amor que pocos habrían imaginado.
El Romance con Mimi Webb Miller.
Mimi Webb Miller, originaria de Texas y proveniente de una familia prominente de políticos, encontró su lugar en el mundo en las tierras fronterizas del Parque Nacional Big Bend, donde compró un rancho turístico. Allí, su vida dio un giro inesperado cuando conoció a su vecino Pablo Acosta. A pesar de estar casada en ese entonces, Mimi fue cautivada por el carisma y la personalidad dominante de Acosta, y pronto su relación con él trascendió la amistad.
«Era un hombre fuerte, con mucho carisma», comentó Mimi en una entrevista para The New York Times en 2014. A pesar de su reputación como uno de los capos más temidos del norte de México, Acosta mostró un lado distinto con Mimi. La ayudó a obtener permisos para que pudiera continuar con su negocio de paseos a caballo, lo que consolidó su vínculo sentimental.
Entre el Crimen y el Romance.
Durante los años 80, cuando Acosta controlaba gran parte del narcotráfico en Ojinaga, Mimi Webb Miller vivió una vida que parecía sacada de una novela. Mientras ella dirigía su rancho, ofrecía recorridos turísticos a través de la frontera, guiando a los visitantes por cascadas y cañones impresionantes. Al mismo tiempo, Acosta mantenía su imperio criminal y expandía su influencia, enfrentando la constante presión de las autoridades mexicanas y estadounidenses.
Su relación fue, sin duda, compleja. En aquellos años, Mimi incluso llegó a salir con un oficial antidrogas estadounidense mientras mantenía su romance con Acosta, lo que reflejaba las múltiples capas de su vida en la frontera. Sin embargo, todo cambió en 1987 cuando la presión del gobierno de Estados Unidos sobre México obligó a tomar acciones enérgicas contra el narcotráfico en Ojinaga. La vida de Acosta, y su relación con Mimi, estaba por llegar a un trágico final.
La Muerte de «El Zorro de Ojinaga».
En abril de 1987, la vida de Acosta llegó a su fin durante una operación en su contra realizada por la policía federal mexicana, presionada por las autoridades estadounidenses. Existen dos versiones sobre su muerte: una señala que Acosta, acorralado por la policía, se disparó a sí mismo en un último acto de desesperación. La otra versión, popularizada por la serie Narcos: México de Netflix, sugiere que fue abatido durante el enfrentamiento.
Lo que es cierto es que, la noche anterior a su muerte, Mimi tuvo una cita con Acosta, lo que la convirtió en una de las últimas personas en verlo con vida. Tras la muerte de Acosta, su vida cambió radicalmente. Según comentó a The New York Times, se vio obligada a huir durante varios años, pues el FBI le advirtió que sabía demasiado sobre el cartel y que su vida corría peligro.
El Legado de Mimi y Acosta en la Cultura Popular.
Con el paso de los años, Mimi Webb Miller regresó a California, donde volvió al negocio del casting. A pesar de los años de violencia y tragedia que rodearon su relación con Acosta, Mimi nunca se desvinculó del todo de su pasado. Asesoró a la producción de Narcos: México para retratar su historia de manera fiel, aunque ha aclarado en varias entrevistas que no todo lo mostrado en la serie es completamente exacto.
Este romance entre un poderoso narcotraficante y una mujer estadounidense es un recordatorio de que, en medio de la violencia y el crimen, también pueden surgir relaciones humanas complejas. A día de hoy, Pablo Acosta es recordado no solo por su influencia en el narcotráfico, sino también por la historia de amor que compartió con Mimi, una relación que, para bien o para mal, dejó una huella imborrable en la frontera entre México y Estados Unidos.