El persimonio, también conocido como «caqui», es un fruto introducido en el continente americano a principios del siglo XIX, siendo poco conocido en otras partes de México.
HISTORIASMX. – Con la llegada del otoño, el municipio de Allende, ubicado al sur del estado de Chihuahua, se prepara para dar inicio a la temporada de cosecha del persimonio, un exótico fruto originario de Asia que ha encontrado su hogar en estas tierras mexicanas.
El persimonio, también conocido como «caqui», es un fruto introducido en el continente americano a principios del siglo XIX, siendo poco conocido en otras partes de México. Sin embargo, en la región de Valle de Allende, este delicioso fruto es parte de una tradición que se remonta a décadas atrás.
Durante los meses de septiembre y octubre, los productores locales se dedican a cosechar el persimonio, destinándolo principalmente para el autoconsumo y también para la venta por pieza, a un precio que oscila entre los 10 y 15 pesos, dependiendo del tamaño y la calidad del ejemplar.
El persimonio crece en el árbol Diospyros kaki, cuyo cultivo se remonta al siglo VIII en países del lejano oriente como China y Japón. En México, se cultiva principalmente en la región de la «comarca lagunera» y en el Valle de Allende, siendo este último el único lugar en el estado de Chihuahua donde se produce.
El fruto del persimonio posee una forma ovalada, una superficie lisa y un color naranja brillante. Durante su maduración, su carne es sólida y tiene un alto contenido de taninos, lo que le otorga un sabor astringente. Sin embargo, cuando el fruto alcanza su madurez, se vuelve blando y está listo para ser consumido.
En la región de Allende, el persimonio es considerado una delicia exótica y muy codiciada. Algunas familias llevan más de 60 años cultivando este fruto, transmitiendo esta tradición de generación en generación.
Además de consumirse fresco, el persimonio se utiliza para elaborar una variedad de productos como jaleas, mermeladas, licores e incluso nieve. Estos productos caseros son altamente apreciados por su sabor único, que no se encuentra en ninguna otra parte del país.
Con la temporada de cosecha en pleno apogeo, los habitantes de Allende celebran la llegada del otoño con la cosecha de este exquisito fruto, que representa una parte importante de su identidad y tradición culinaria.
Fotografía: Archivo.