Tras las lluvias en Jiménez, emergen los enigmáticos ácaros de terciopelo: claves en el equilibrio ecológico del desierto
HISTORIASMX.- Con la llegada de las primeras lluvias del verano al extenso y reseco paisaje del desierto chihuahuense, una escena sorprendente despertó la curiosidad —y en algunos casos, el desconcierto— de quienes habitan las inmediaciones de Jiménez, Chihuahua.

En las calles, campos y agostaderos, comenzaron a verse miles de pequeños seres de color rojo intenso, peludos y de movimientos ágiles. No eran hormigas ni arañas, aunque se les parecían. Se trataba de los trombídidos, también conocidos como ácaros de terciopelo, criaturas discretas, pero esenciales para la vida en este ecosistema extremo.
🌧️ El llamado de la lluvia: cómo emergen del subsuelo
Los trombídidos pasan la mayor parte de su vida enterrados bajo tierra, en madrigueras que construyen y recubren con seda. Ahí permanecen latentes, casi en estado de hibernación, hasta que las condiciones climáticas indican que ha llegado el momento de salir. Ese momento es la lluvia.

Con apenas 10 o 15 milímetros de precipitación acumulada, como las registradas el pasado 21 y 22 de junio en la región de Jiménez, los suelos resecos se reactivan. La humedad penetra las capas superficiales, y es entonces cuando miles de ácaros de terciopelo salen a la superficie en lo que los entomólogos llaman una “megaemergencia”.

Este fenómeno dura pocas horas, quizá un par de días. Durante este breve lapso, los adultos se desplazan rápidamente sobre el suelo, en busca de alimento y pareja. Parecen tapices vivientes, una marea roja que respira, formada por organismos milimétricos que recorren silenciosamente el paisaje desértico.
🔬 ¿Qué son exactamente los ácaros de terciopelo?
Los trombídidos pertenecen a la familia Trombidiidae, dentro del extenso grupo de los ácaros. Aunque por su aspecto muchas personas los confunden con arañas o incluso insectos, no son ninguno de los dos.

- Miden entre 4 y 10 mm, aunque algunos ejemplares pueden llegar a los 20 mm.
- Su cuerpo está cubierto de una densa vellosidad rojiza, que les da un aspecto aterciopelado.
- Tienen ocho patas, y sus extremidades delanteras están adaptadas para explorar el entorno.
- En su etapa larval, se adhieren como parásitos a otros insectos o arácnidos, alimentándose de fluidos.
- Ya como adultos, son depredadores activos de huevos, termitas, pulgones, áfidos y otros artrópodos considerados plagas.
🌱 El papel invisible pero crucial en el ecosistema
Lo que a simple vista puede parecer una plaga o un “bicho raro”, es en realidad un aliado fundamental para la salud del desierto. Los ácaros de terciopelo cumplen funciones ecológicas clave:
✅ Controladores naturales de plagas
Durante su vida adulta, los trombídidos consumen gran cantidad de insectos dañinos para los cultivos y vegetación nativa. Actúan como insecticidas biológicos, manteniendo a raya las poblaciones de pulgones, termitas y huevos de escarabajos.
✅ Mejores suelos, mejores ciclos
Sus madrigueras subterráneas y el movimiento que ejercen durante sus desplazamientos ayudan a airear el suelo, mejoran la descomposición de materia orgánica y favorecen el ciclo de nutrientes.
✅ Indicadores ecológicos
Su aparición masiva tras lluvias es un indicador natural del equilibrio hidrológico del ecosistema. Donde hay trombídidos, hay un suelo que respira.
⚠️ Por qué no debemos matarlos
A pesar de su apariencia llamativa y de su abundancia temporal, es crucial no dañar ni eliminar a los trombídidos. Las razones son tanto ecológicas como prácticas:

- No representan peligro para los humanos: no pican, no muerden, no transmiten enfermedades.
- Su color rojo no es veneno, sino un mecanismo de defensa visual contra depredadores.
- Son parte esencial del ciclo biológico, y eliminarlos afecta a otras especies, incluidos los cultivos.
Además, su sabor —según reportes de científicos que han analizado la respuesta de predadores naturales— es amargo y astringente, lo que hace que ni aves ni reptiles se los coman. Es decir, están diseñados para no ser molestados.
🧭 Lo que puedes hacer si los ves
Ante la presencia de estos “guardianes del desierto”, se recomienda a la población:
- No pisarlos ni intentar exterminarlos.
- Evitar el uso de plaguicidas tras lluvias, especialmente en zonas abiertas.
- Observarlos con respeto y curiosidad: pueden ser una excelente oportunidad de aprendizaje para niñas y niños.
- Compartir esta información con vecinos, escuelas y comunidades rurales, para fomentar la conciencia ambiental.
🌵 Un símbolo de resiliencia desértica
En medio de un entorno cada vez más alterado por la sequía, el uso intensivo de agroquímicos y la pérdida de biodiversidad, los trombídidos son un recordatorio de que el desierto también está vivo. Que hay ciclos invisibles y vitales en marcha bajo nuestros pies. Y que incluso las criaturas más pequeñas pueden sostener el equilibrio de un mundo que apenas comprendemos.
La próxima vez que una tormenta sacuda el horizonte de Jiménez y veas el suelo cubierto de pequeños puntos rojos que se mueven como si fueran parte del paisaje, piensa dos veces antes de aplastarlos: son mucho más que simples bichos. Son una historia de agua, tierra, tiempo… y vida.
Por: Gorki Rodríguez.