Las tribus nómadas, cazadoras y recolectoras, tallaban sus punta de flechas en cuencas endorreicas y llanos. Es por esto que la gran cantidad de material lítico de los estados del norte, perteneciente a la tribus, se puede localizar específicamente en este tipo de sitios.

HISTORIASMX. – Después de seis horas de viaje, llegamos a una parte del llano, entre las sierras del Diablo y Ojo del Almagre, parte de esta segunda expedición, que se centró en la recopilación de material gráfico y estudio de un sitio arqueológico no documentado, de la tribu, nómada, cazadora y recolectora, muy probablemente de los Tobosos. 

El sol estaba ya cayendo, el calor árido se disipaba dando paso al agradable fresco de las noches del desierto. Ante el fin de un día lleno de vivencias, al refugio de un tejaban, la plática se tornó en los utensilios que las tribus de antes habían utilizado para su defensa y como herramienta de cacería. 

“Aquí casi no hay, más bien en el llano y donde comienza la sierra, es donde se han encontrado. Hay algunos viejos que se han hallado unas bien grandes y otras chicas como esta”, sacando el vaquero de su bolsillo un “Chuzo, Flecha, Proyectil o Punta”, todos nombres que se refieren al material lítico, especialmente flechas, que las tribus utilizaron para su defensa y cacería. 

¿Por qué siempre las lagunas (cuerpos endorreicos) o llanos? Los integrantes de las tribus, en especial los cazadores, portaban consigo trozos de piedras que reunían ciertas cualidades; vidriadas, filosas, fáciles de trabajar y que no perdieran el filo. Este tipo de material, al menos en el municipio de Jiménez, fue el sílex. 

En los llanos o cuerpos endorreicos, los cazadores tallaban las piedras, de las cuales obtenían puntas de flecha, raspadores, lanzas y cortadores. Todos instrumentos utilizados para la cacería y el procesamiento de los cuerpos de animales cazados.  

Flecha de las tribus indígenas, probablemente de los Tobosos, por su forma.

En estos mismos sitios, los cazadores, solían cazar a presas como venados, jabalíes, conejos, liebres, ratas de campo, entre otro tipo de fauna, que, en busca de agua y alimento, bajaban de la geografía escabrosa al terreno plano.  

En algunos sectores, la abundancia de material lítico se debe a que, para los cazadores, era más costeable el fabricar nuevos instrumentos de piedra, que recuperar los utilizados. Este es uno de los motivos por los que en algunas regiones abunda el material lítico, en especial las puntas de flecha.  

“Así como esos hay muchos enseguida, ese me lo encontré ya quebrado, pero me ha tocado ver unos muy bonitos, pues dicen que con esos los indios cazaban, y pues si, están bien filosos”. 

La noche avanzó y la luna emergió detrás de la sierra Ojo del Almagre, y la plática nos cautivó a los presentes en aquella noche. “Por donde pasamos, en la sierra ante de llegar a la del Diablo, hay una serie de hoyos en la roca, morteros, y están bien formaditos”. Aquella historia ya la había escuchado algunas veces, por lo que indica que, esta zona está repleta de vestigios arqueológicos de las tribus que habitaron y transitaron por esta región. 

De los morteros de los que se habló aquella noche y de los Corralitos, una serie de construcciones circulares de piedra, construidas en una ladera de la sierra, separadas, ambas por escasos cinco kilómetros de distancia, dejan al descubierto la intensa actividad humana del pasado. 

Previo a la gran exploración de los Corralitos, aquella punta de flecha, selló la noche con broche de oro generando una buena expectativa en aquella segunda expedición de investigación.  

Por: Gorki Belisario Rodríguez Ávila.  Fotografía: Historiasmx / Gorki Rodríguez.

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