La Sed Oculta de Chihuahua: Sobreexplotación de los Acuíferos Jiménez-Camargo y Parral-Valle del Verano

Los acuíferos Jiménez-Camargo y Parral-Valle del Verano están en una encrucijada. Sin una intervención decidida del Estado, que imponga la ley, revise concesiones, y detenga las perforaciones ilegales, el colapso será irreversible.

Chihuahua, México. En el subsuelo del sur de Chihuahua, dos grandes sistemas acuíferos —Jiménez-Camargo y Parral-Valle del Verano— están muriendo lentamente. Lo que fue durante décadas una fuente vital de agua para poblaciones, cultivos e industrias, hoy se encuentra en crisis. La causa: una combinación letal de sobreexplotación, perforación ilegal, agricultura intensiva y actividad minera. Este reportaje detalla el colapso progresivo de estos sistemas, las razones detrás de su deterioro y los impactos para las futuras generaciones.

Acuífero Jiménez-Camargo: el oasis que el nogal devoró.

Una explotación sin medida.

Con una superficie de 9,948 km², el acuífero Jiménez-Camargo abarca los municipios de San Francisco de Conchos, Camargo, Allende, Jiménez, López, Coronado y Matamoros. En teoría, esta vasta región debía tener una disponibilidad media anual de 0.0 millones de metros cúbicos. En la práctica, esto representa un déficit alarmante de -142.13 millones de m³, lo que convierte a este acuífero en uno de los más sobreexplotados del país.

El auge del nogal: ¿progreso o sentencia de muerte?

El cultivo de nogal —altamente demandante de agua— ha proliferado de forma descontrolada en la región. Agricultores, atraídos por su alta rentabilidad, comenzaron a sustituir cultivos tradicionales por huertos de nogal, muchos de ellos alimentados con pozos perforados sin permiso oficial. Las concesiones registradas suman más de 284 millones de m³ para uso agrícola, pero expertos señalan que el uso real excede por mucho esta cifra debido a la extracción ilegal y la falta de inspección por parte de autoridades.

De acuerdo a información de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) anualmente una hectárea de nogal consume el estimado de 19 mil metros cúbicos de agua. Mientras que en temporada de mantenimiento para poder lograr la cosecha, un árbol requiere entre 800 a mil litros diarios de agua.

Perforación ilegal y omisiones oficiales.

Aunque la CONAGUA tiene vigente un decreto de veda desde 1951 para restringir el alumbramiento de aguas subterráneas en esta zona, las extracciones continúan. El colapso se ha acelerado por la recarga vertical muy baja: solo se infiltra una fracción mínima de la lluvia caída, ya que el clima árido y la vegetación escasa hacen que la evaporación y el escurrimiento se lleven gran parte del agua superficial.

Acuífero Parral-Valle del Verano: minería, agricultura e industria en competencia.

Un acuífero rodeado de frentes de explotación.

Este acuífero, con clave 0834, se extiende por 1,620 km² y abarca los municipios de Hidalgo del Parral, Santa Bárbara, Allende, Matamoros y San Francisco del Oro. La zona es rica en actividad minera e industrial, lo cual ha generado una demanda creciente y constante de agua subterránea.

En 1982, el volumen extraído ya alcanzaba 19.8 millones de m³ por año. De este total, 6.8 millones provenían directamente del bombeo minero y el resto se distribuía entre uso agrícola, industrial y doméstico.

Un equilibrio que ya no existe.

Aunque en los años ochenta el sistema se consideraba en equilibrio, hoy los estudios recientes muestran que el volumen total de salidas (26.7 hm³/año) supera al de entradas (23.8 hm³/año), con lo que el acuífero ha entrado en déficit de almacenamiento. Este desequilibrio es una alerta temprana del camino hacia la sobreexplotación irreversible.

Agricultura intensiva y redes de distribución ineficientes.

La región depende del riego para la producción agrícola, lo que lleva al uso intensivo de pozos. Se identificó también una recarga inducida (por fugas de drenaje, sobre riego y redes ineficientes) de apenas 2.8 hm³/año, un parche insuficiente ante la magnitud de la extracción.

Consecuencias de una sobreexplotación sin freno.

Agotamiento del recurso.

La desaparición progresiva de estos acuíferos pone en riesgo el acceso al agua para cientos de comunidades. El acuífero Jiménez-Camargo ya no puede garantizar nuevas concesiones. La sobreexplotación se ha vuelto insostenible incluso para los que aún gozan de derechos de extracción legalmente reconocidos.

Colapso ecológico y social.

El descenso de los niveles freáticos tiene efectos colaterales: disminución de manantiales, pérdida de biodiversidad, salinización del suelo y conflictos sociales por el acceso al recurso. En Jiménez y Camargo, ya se reportan problemas de abastecimiento en zonas urbanas, mientras que los pequeños productores han sido desplazados por agronegocios con pozos profundos.

¿Y la autoridad? Vedas ignoradas y monitoreo ausente.

Ambos acuíferos se encuentran en zonas de veda, lo que implica restricciones para perforaciones nuevas y ampliaciones. Sin embargo, la ausencia de inspección, la corrupción institucional y la presión económica han permitido que la actividad extractiva ilegal continúe sin sanción.

La CONAGUA carece de información piezométrica actualizada, ni cuenta con un monitoreo efectivo del nivel freático en muchas zonas. Esto deja a las comunidades sin herramientas para defender sus derechos ni planear un futuro hídrico sostenible.

Agua para hoy, desierto para mañana.

Los acuíferos Jiménez-Camargo y Parral-Valle del Verano están en una encrucijada. Sin una intervención decidida del Estado, que imponga la ley, revise concesiones, y detenga las perforaciones ilegales, el colapso será irreversible. La urgencia de implementar políticas públicas que prioricen el uso racional, equitativo y sustentable del agua es hoy más crítica que nunca.

Chihuahua no puede darse el lujo de seguir perdiendo sus aguas subterráneas: sin ellas, la vida en el desierto será simplemente imposible.

Por: Gorki Rodríguez / Laboratorio de Periodismo / HISTORIASMX.

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