Es un municipio que parece condenado a repetir la misma historia cada tres años: alcaldes que llegan con un patrimonio modesto y se van con ranchos, terrenos y cuentas bancarias abultadas. Mientras tanto, el municipio sigue sumido en el rezago, sin nuevas oportunidades de empleo y con una pobreza creciente que asfixia a sus habitantes.
HISTORIASMX. – El problema radica en la falta de voluntad para tomar decisiones que realmente beneficien al pueblo. La sobreexplotación del agua es uno de los ejemplos más claros de cómo la corrupción y la falta de visión han condenado el desarrollo del municipio. Durante años, los acuíferos han sido explotados sin control para beneficiar a unos cuantos agricultores poderosos, dejando sin acceso a este recurso a otras industrias que podrían generar empleos bien pagados.
La riqueza de unos pocos a costa del bienestar de todos
No es coincidencia que al término de cada administración municipal, el alcalde en turno haya adquirido nuevas propiedades. Los ranchos y terrenos que antes estaban fuera de su alcance ahora forman parte de su patrimonio personal, mientras las calles de Jiménez siguen deterioradas, los servicios públicos son deficientes y la economía local se estanca. ¿De dónde proviene esta repentina bonanza? Es una pregunta que la ciudadanía debe hacerse y exigir respuestas.
El agua: el botín de los poderosos
Jiménez tiene un potencial enorme para la instalación de nuevas empresas, pero sin agua, no hay futuro. La falta de políticas para regular el uso del recurso ha hecho que la industria manufacturera, una alternativa viable para el desarrollo económico, no pueda establecerse en la región. Mientras tanto, el sector agrícola consume el líquido sin restricciones y sin generar los beneficios económicos suficientes para compensar el daño ecológico y social que deja.
Un municipio sin crecimiento y con desempleo
La consecuencia directa de esta mala administración es la falta de empleos bien remunerados. Los jóvenes se ven obligados a emigrar en busca de oportunidades, dejando a Jiménez con una población envejecida y con pocos incentivos para el crecimiento. Las maquiladoras y empresas que podrían instalarse en la región simplemente no lo hacen porque no hay agua suficiente para sus operaciones.
¿Hasta cuándo la impunidad?
Cada administración municipal repite el mismo patrón: promesas vacías, desvío de recursos y la perpetuación del mismo círculo de poder que protege a quienes han hecho del municipio su negocio personal. La ciudadanía de Jiménez debe exigir cuentas, auditar las fortunas de los exalcaldes y demandar políticas que prioricen el bienestar colectivo sobre el enriquecimiento de unos cuantos.
Jiménez no puede seguir siendo un municipio donde los presidentes municipales salen millonarios y el pueblo se hunde en el abandono. Es momento de exigir transparencia, justicia y un modelo de desarrollo que garantice oportunidades para todos, no solo para los que están en el poder.
Por: Gorki Rodríguez.