¿Sabías que, en Rellano, perteneciente a Jiménez, se libró una batalla de la Revolución Mexicana?, pues aquí te contamos.

Jiménez, Chihuahua (Historiasmx). – En la árida tierra de Chihuahua, un escenario trascendental de la Revolución Mexicana cobró vida el 24 de marzo de 1912: la Primera Batalla de Rellano. El eco de los cañonazos retumbaba en los corazones de los rebeldes orozquistas liderados por Pascual Orozco y en las filas de las tropas federales del gobierno de Francisco I. Madero, comandadas por el general José González Salas. 

Todo estaba en juego en la estación ferroviaria de Rellano, cerca de la población de Jiménez, Chihuahua. Las tropas de González Salas llegaban con el deseo de aplastar la rebelión de Orozco.  

Sin embargo, este último tenía una sorpresa preparada: una locomotora cargada de explosivos. Al llegar a su objetivo, la locomotora detonó, causando estragos entre los federales y sembrando el caos. 

El desconcierto fue aprovechado por los orozquistas, quienes lanzaron un feroz ataque, llevando a la retirada total de las tropas de González Salas. El éxito sonreía a Pascual Orozco y sus 7000 hombres, pero la derrota dejó un fuerte golpe en el general José González Salas.  

Avergonzado por la humillación, González Salas encontró su trágico final en la estación de Bermejillo, Durango, donde decidió quitarse la vida. 

Sin embargo, la historia tenía preparado otro capítulo en Rellano. El 22 de mayo de 1912, la Segunda Batalla de Rellano se libró en el mismo escenario, pero esta vez con un resultado diferente.  

Las fuerzas rebeldes orozquistas, lideradas nuevamente por Pascual Orozco, se enfrentaron a las tropas del Gobierno de Francisco I. Madero, pero ahora comandadas por el general Victoriano Huerta. 

El cañón de Bachimba, ubicado a 40 kilómetros al norte de Chihuahua, fue el testigo de esta contienda. Seis mil orozquistas se desplegaron en una posición defensiva, decididos a hacer frente al ejército federal. Sin embargo, la presencia de los «irregulares», entre ellos Francisco Villa, quienes conocían el territorio y tenían habilidades únicas en el manejo del caballo, inclinó la balanza a favor de las fuerzas federales. 

El 3 de julio, las tropas del general Huerta llegaron frente al cañón de Bachimba y, tras un reconocimiento, ejecutaron los movimientos necesarios para el despliegue. La batalla se prolongó hasta las seis de la tarde del 4 de julio, y esta vez, el triunfo fue claramente para las fuerzas federales. 

La derrota en el cañón de Bachimba marcó el fin de la rebelión orozquista, pero Pascual Orozco no cejó en sus intentos por derrocar a Madero. Tras estos intensos enfrentamientos, Orozco partió hacia Estados Unidos, pero regresaría más tarde, luego de la caída de Madero, para reconocer al régimen de Huerta. 

El legado de la Batalla de Rellano en Jiménez, Chihuahua, perdura en la memoria de México. Los ecos de esos encuentros trascendentales resuenan en la historia, recordándonos el valor y la determinación de aquellos que lucharon en uno de los episodios más intensos de la Revolución Mexicana.  

Jiménez, Chihuahua, se convirtió en un escenario clave donde se definieron destinos y donde la nación forjó su camino hacia la libertad y la justicia. 

Fotografía: INAH. 

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