Fotografía: HISTORIASMX.

Durante décadas, los grandes productores de nogal han explotado sin restricción los mantos acuíferos de la región, beneficiándose de una riqueza natural que, en teoría, pertenece a toda la comunidad.

Jiménez, Chihuahua, enfrenta una crisis silenciosa que se ha arraigado en su economía y en la calidad de vida de sus habitantes. La falta de empleos bien remunerados y la imposibilidad de atraer nuevas industrias han condenado a la región a un lento deterioro económico y social. La principal causa: el saqueo desmedido del agua del acuífero Jiménez-Camargo por parte de los nogaleros. Esta situación ha dejado al municipio sin la capacidad de ofrecer el recurso hídrico necesario para el establecimiento de nuevas empresas, lo que ha cerrado las puertas al crecimiento industrial y al desarrollo.

El saqueo del agua y sus consecuencias.

Durante décadas, los grandes productores de nogal han explotado sin restricción los mantos acuíferos de la región, beneficiándose de una riqueza natural que, en teoría, pertenece a toda la comunidad. Mientras los nogaleros prosperan con exportaciones millonarias, la población de Jiménez ve cómo sus oportunidades laborales desaparecen. Sin agua, el municipio no puede atraer nuevas industrias, ya que cualquier empresa que requiera un suministro significativo de este recurso simplemente optará por instalarse en otra región más favorable.

La falta de alternativas productivas ha provocado un éxodo de jóvenes y profesionistas, quienes buscan mejores oportunidades en ciudades como Chihuahua, Delicias o incluso fuera del estado. El campo, que en otros tiempos representaba una fuente estable de empleo, hoy está controlado por pocos y funciona bajo un modelo de explotación intensiva que solo beneficia a unos cuantos.

Gobernantes ajenos a la crisis.

Mientras Jiménez se hunde en el rezago económico, sus gobernantes ostentan sueldos desproporcionadamente altos. Funcionarios municipales y estatales que deberían estar gestionando soluciones para reactivar la economía, en su lugar, se limitan a engañar a la población con obras públicas superficiales. Un parque remodelado, una calle pavimentada o una fiesta popular no son soluciones reales a los problemas estructurales del municipio. Sin embargo, estos pequeños «logros» son usados como propaganda política para hacer creer a la gente que algo está cambiando, cuando en realidad el deterioro continúa.

Jiménez necesita líderes comprometidos con el desarrollo sostenible, que entiendan la urgencia de gestionar recursos de manera equitativa y que apuesten por un modelo económico diversificado. No es posible seguir dependiendo exclusivamente de un sector agroindustrial que consume los recursos naturales sin considerar el futuro del municipio.

Un futuro incierto si no se actúa.

Si la situación no cambia, Jiménez continuará perdiendo su potencial. Es fundamental que se implementen políticas que regulen el uso del agua de manera justa y sostenible. Asimismo, se requiere una estrategia de desarrollo económico que fomente la inversión en sectores diversos, como la manufactura, el turismo o el comercio, generando empleo bien remunerado para la población local.

El pueblo de Jiménez merece algo más que discursos vacíos y falsas promesas. La solución no está en una celebración o en una obra menor, sino en un verdadero compromiso por parte de las autoridades y de la sociedad en general para exigir un cambio real. Si no se toman medidas urgentes, Jiménez seguirá muriendo lentamente, atrapado en un ciclo de abandono y desesperanza.

Por: Gorki Rodríguez.

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