Fotografía: INAH.

La esencia de la Revolución Mexicana capturada en un vagón desvencijado, un duelo a muerte en la oscuridad, y la legendaria Doña Luisa enfrentando a Orozco: un relato de tiempos convulsos en Jiménez.

HISTORIASMX. – La Revolución Mexicana fue una época de caos, heroísmo, y transformación que marcó la historia de México. A través de los ojos de John Reed, un periodista estadounidense que presenció el conflicto de primera mano, podemos revivir las emociones, las tensiones y los momentos más insólitos de este periodo.

Reed capturó, en su famosa crónica «México Insurgente», escenas vívidas de la vida cotidiana durante la guerra, y una de ellas tiene lugar en Jiménez, una ciudad ubicada al sur del estado de Chihuahua, en la que se entrelazan los destinos de soldados, campesinos, y figuras emblemáticas.

El Tren a Jiménez: Un Microcosmos de la Revolución.

John Reed describe su viaje hacia Jiménez en un tren militar destartalado, que transportaba tropas hacia el frente de batalla en Escalón.

Este tren, lejos de la eficiencia y la disciplina que uno podría imaginar en un ejército, se convertía en un espacio donde la realidad de la Revolución Mexicana se expresaba en su forma más cruda y caótica. Los vagones, con ventanas rotas y agujeros de bala, estaban llenos de hombres y mujeres que, en su cotidianidad, revelaban las profundas contradicciones del conflicto.

El ambiente del tren:
Entre los pasajeros, campesinos con sombreros de paja, indígenas con ropas de trabajo, y mujeres con rebozos negros llenaban los asientos, sumidos en una rutina de escupir, cantar y contar historias mientras el tren avanzaba por vías reconstruidas apresuradamente. Reed detalla cómo en medio de todo, dos hombres harapientos organizaron una pelea de gallos, transformando el vagón en una arena improvisada donde los pasajeros, sin importar su condición, apostaban y se dejaban llevar por la emoción del momento.

La Doña Luisa: Una Heroína de Jiménez.

Al llegar a Jiménez, Reed narra su encuentro con Doña Luisa, una mujer norteamericana que había hecho de México su hogar durante más de cuatro décadas. Propietaria del hotel de la estación, Doña Luisa es un personaje pintoresco que representa la fortaleza y la resistencia en tiempos de guerra.

Reed la describe como una abuela benevolente de Nueva Inglaterra, pero con un carácter de hierro, quien no temía enfrentarse incluso a figuras temibles como el revolucionario Pascual Orozco.

El enfrentamiento con Orozco:
En un momento memorable, Doña Luisa se plantó a la entrada de su hotel, desafiando a Orozco y a sus hombres, quienes habían erigido un reino del terror en la ciudad. Con valentía, les ordenó abandonar su establecimiento, y, sorprendentemente, Orozco obedeció. Este episodio refleja no solo la tenacidad de Doña Luisa, sino también el caos y la falta de control que caracterizaba a muchos de los bandos revolucionarios.

Las Noches en Jiménez: Entre Duelo y Música.

La Revolución no solo transformó el día a día de las ciudades mexicanas, sino también las noches. Reed describe una noche particularmente fría y oscura en Jiménez, llena de emociones exóticas. Guitarras, canciones, y el retumbar de los cascos de los caballos marcaban el ambiente. Sin embargo, la tranquilidad de la noche fue rota por un extraño duelo.

Un duelo en la calle:
Reed fue testigo de un duelo entre dos oficiales que, tras una discusión sobre una mujer, decidieron resolver su disputa a tiros en plena calle. El ritual del duelo, con pistolas enormes y pasos medidos, culminó cuando uno de los hombres, de forma deshonesta, disparó antes de tiempo, logrando un disparo preciso que arrancó el sombrero de su contrincante. Al final, el hombre se alejó satisfecho, mientras su rival examinaba su sombrero con resignación. Este episodio refleja tanto la violencia de la época como el extraño sentido del honor que permeaba entre los combatientes.

La Plaza de Jiménez: La Música Prohibida y el Espíritu Revolucionario.

En la plaza central de Jiménez, la revolución también se manifestaba a través de la música. Reed relata cómo la banda del regimiento tocaba «El Pagaré», una canción que había iniciado la rebelión de Pascual Orozco, pero que había sido suprimida por el gobierno de Madero. Esta canción, que se había convertido en un símbolo de la traición de Madero a los ideales revolucionarios, resonaba en la plaza mientras los soldados y los civiles participaban en una alegre procesión.

La danza revolucionaria:
Reed describe una escena en la que, bajo la luz de cientos de pequeños focos, los hombres y mujeres de la ciudad bailaban en dos círculos opuestos, sin hablar, pero intercambiando notas discretas que iniciaban romances. En esta danza, Reed vio reflejado el carácter contradictorio de la Revolución: por un lado, la brutalidad de la guerra, y por otro, los rituales sociales que seguían su curso incluso en medio del caos.

Conclusión: Jiménez, un Reflejo de México en Revolución.

Jiménez, en la crónica de John Reed, es más que una simple ciudad de paso. Es un microcosmos de la Revolución Mexicana, donde lo ordinario y lo extraordinario se entrelazan en cada momento. Desde el caos del tren hasta el duelo en la calle, pasando por la valentía de Doña Luisa y la música prohibida en la plaza, Jiménez encarna los contrastes y las contradicciones de una guerra que cambió para siempre el destino de México.

A través de su relato, Reed nos ofrece una ventana única a este mundo, uno lleno de tensiones, pero también de humanidad. Jiménez, en su narración, es una ciudad donde las tradiciones y las emociones humanas persisten, incluso en los tiempos más oscuros de la historia.

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