Sin embargo, la incertidumbre sobre su futuro ha generado preocupación entre quienes lo quieren. Se teme que alguien pueda maltratarlo o que las autoridades del hospital intenten retirarlo de la entrada. Por ello, Jeringo está en busca de un hogar donde reciba el amor y cuidado que merece.
guardián de cuatro patas de la clínica
En la entrada de la clínica del IMSS de Jiménez, un peculiar personaje se ha robado el corazón de derechohabientes, médicos y personal. Se trata de Jeringo, un gato que, sin haber pasado por un proceso de selección ni contar con cédula profesional, se ha convertido en el «mejor elemento» de la clínica.

Siempre atento y dispuesto a recibir caricias, Jeringo ha demostrado más empatía que algunos empleados del hospital, según relatan los pacientes.
El michi que brinda consuelo y compañía
Desde hace algunos meses, Jeringo apareció en la entrada de la clínica. Nadie sabe con certeza de dónde vino, pero lo que sí es un hecho es que se ha ganado el respeto y el afecto de quienes acuden diariamente al hospital.
«Siempre está aquí, esperando que alguien le haga cariño», comenta María, una paciente frecuente. «Cuando uno viene enfermo o cansado de esperar, es bonito ver que hay alguien que realmente nos hace sentir bien, aunque sea un gato».

Jeringo se pasea entre las bancas de espera, se acurruca cerca de los pacientes y acepta mimos con una paciencia inquebrantable. «Es el mejor en atención al cliente», bromean algunos, comparándolo con la frialdad y la displicencia con la que a veces son tratados por el personal del hospital.
Un contraste con la realidad del servicio médico
La presencia de Jeringo no solo ha traído alegría, sino que también ha servido como un recordatorio del trato que muchos desearían recibir en la clínica. Mientras el michi da la bienvenida con su ronroneo y se queda junto a quienes esperan ser atendidos, varios pacientes han expresado su inconformidad con la actitud de algunos empleados de la institución.
«Uno llega aquí y parece que le está haciendo un favor a los doctores y enfermeras con su presencia», dice un derechohabiente. «No hay trato amable, las filas son eternas y, a veces, hasta nos gritan. En cambio, Jeringo siempre está de buenas y atento, no te juzga ni te ignora».
Jeringo busca un hogar
A pesar de todo, Jeringo sigue fiel a su «trabajo» en la entrada del IMSS. Sin pedir nada a cambio, más que un poco de alimento y algunas caricias, este michi se ha convertido en un verdadero compañero para los pacientes. Algunos empleados de la clínica, conmovidos por su nobleza, han procurado cuidarlo, dejándole comida y hasta una pequeña cama en la rampa de acceso.

Sin embargo, la incertidumbre sobre su futuro ha generado preocupación entre quienes lo quieren. Se teme que alguien pueda maltratarlo o que las autoridades del hospital intenten retirarlo de la entrada. Por ello, Jeringo está en busca de un hogar donde reciba el amor y cuidado que merece.
Si deseas adoptarlo y darle una vida llena de cariño y seguridad, esta es tu oportunidad de ofrecerle un final feliz a esta historia. Jeringo ha dado consuelo a muchos pacientes, y ahora necesita que alguien le brinde el mismo amor incondicional.
Si lo ves, bríndale un poco de comida, una caricia o simplemente un momento de tu atención. Porque, al final del día, el mejor elemento del IMSS no usa bata ni estetoscopio, sino cuatro patas y un gran corazón peludo.
Por: Gorki Rodríguez.