La historia de José Doroteo Arango y Arámbula, mejor conocido como Francisco Villa, es una saga de luchas, adversidades y contradicciones que dejaron una profunda huella en la Revolución Mexicana.
Historiasmx. – Nacido en el rancho de La Coyotada, municipio de San Juan del Río, Durango, el 5 de junio de 1878, Villa se convirtió en uno de los líderes revolucionarios más emblemáticos y respetados de su época.
Desde temprana edad, Villa enfrentó la dura realidad de la vida en las montañas de Durango. Como peón en la hacienda de Agustín López Negrete, sufrió una confrontación con el hacendado que lo obligó a abandonar a su familia. Así comenzó su vida errante y su contacto con la delincuencia, aprendiendo a sobrevivir y evadir la justicia porfiriana.
Un giro en su vida ocurrió en 1896, cuando se unió a la gavilla del Ignacio Parra, donde adquirió conocimientos de los caminos y veredas de Durango y dominó el uso de las armas de fuego.
Fue arrestado en 1902 y forzado a unirse al ejército, pero logró escapar a Chihuahua, donde adoptó el nombre de Francisco Villa. Aunque intentó llevar una vida legal, sus actividades vinculadas al robo y venta de ganado continuaron.
En 1910, la invitación de Abraham González lo llevó a unirse a la Revolución Maderista que estallaría el 20 de noviembre. Rápidamente, Villa se convirtió en uno de los dirigentes más respetados del movimiento.
Tras el triunfo de la revolución, Villa regresó brevemente a la vida civil, pero en 1912 volvió a tomar las armas para combatir la rebelión de Pascual Orozco.
La historia de Villa continuó con innumerables victorias y derrotas en la lucha contra el gobierno de Victoriano Huerta. Como líder de la División del Norte, ocupó Chihuahua y Zacatecas, ganándose el reconocimiento de la población por sus medidas destinadas a mejorar la calidad de vida del pueblo y la confiscación de bienes de la oligarquía.
Sin embargo, a pesar de su éxito y popularidad, la relación entre Villa y Carranza se deterioró, lo que llevó a la Convención Revolucionaria en Aguascalientes en 1914. Aunque tomaron la capital juntos, la División del Norte sucumbió ante las fuerzas obregonistas entre 1915 y 1920. A pesar de ser amnistiado por el gobierno provisional de Adolfo de la Huerta en 1920, Villa fue asesinado en Parral, Chihuahua, el 20 de julio de 1923.
La vida de Francisco Villa fue una montaña rusa de triunfos y desafíos, con su legado inmortalizado en la memoria colectiva de la Revolución Mexicana.
A pesar de su controvertida historia, Villa sigue siendo recordado como un líder revolucionario que luchó incansablemente por la justicia y los derechos del pueblo.
Fotografía: INEHRM