Fotografía: Gorki Rodríguez / HISTORIASMX.

La Flor de Peña no es solo una planta más del desierto; es un testimonio de la resiliencia de la vida en uno de los ambientes más duros del planeta. Su capacidad para marchitarse, convertirse en una esfera y luego reverdecer al contacto con el agua la convierte en un verdadero símbolo de adaptación y supervivencia.

HISTORIASMX. – En el vasto y árido desierto del municipio de Jiménez, Chihuahua, la Flor de Peña —científicamente conocida como Anastatica hierochuntica o Rosa de Jericó— es una de las especies más intrigantes que se pueden encontrar.

Perteneciente a la familia de las Brassicaceae, esta pequeña planta anual, de apenas 15 centímetros de altura, destaca por su capacidad única para resistir las condiciones más extremas del desierto.

Un Tesoro del Desierto.

Esta planta de aspecto grisáceo y flores blancas diminutas posee una habilidad sorprendente: puede expandirse y retraerse higroscópicamente, lo que le permite adaptarse a la disponibilidad de agua. Sin embargo, aunque a menudo se le denomina «planta de la resurrección», este título es engañoso. En realidad, sus tejidos muertos no reviven, pero sí pueden abrirse y cerrarse repetidamente con la humedad, gracias a la presencia de trehalosa, un azúcar que juega un papel clave en su resistencia a la desecación.

El Viaje de la Flor de Peña.

Una de las características más asombrosas de la Anastatica hierochuntica es su capacidad de convertirse en una planta rodadora.

Cuando sus raíces diminutas se desecan, la planta se transforma en una esfera que puede ser arrastrada por el viento, diseminando sus semillas por grandes distancias. Así, no solo sobrevive, sino que viaja a través de vastas estepas y desiertos, buscando nuevos lugares donde establecerse cuando las condiciones sean favorables.

Distribución Global.

Aunque se le encuentra en el desierto de Jiménez, la Anastatica hierochuntica tiene un hogar mucho más amplio. Esta resistente planta crece principalmente en zonas áridas de Oriente Próximo, el desierto del Sahara y en regiones de Israel, Egipto, Irán, Siria, Jordania y Pakistán. A pesar de su nombre, no es originaria de la ciudad de Jericó.

Mito y Realidad.

La Anastatica no solo ha fascinado a los botánicos, sino también a comerciantes de tiempos antiguos.

Se cuenta que estos la traían desde Arabia como talismanes para bendecir sus hogares y negocios, creyendo en sus propiedades mágicas y protectoras.

Un Ejemplo de Adaptación.

La Flor de Peña no es solo una planta más del desierto; es un testimonio de la resiliencia de la vida en uno de los ambientes más duros del planeta.

Su capacidad para marchitarse, convertirse en una esfera y luego reverdecer al contacto con el agua la convierte en un verdadero símbolo de adaptación y supervivencia.

Por: Gorki Rodríguez.

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