Tras la recolección de la planta de Lechuguilla, es hora de dar comienzo al proceso de tallado, para la extracción de la fibra. Este proceso hoy en día se puede hacer con maquina o de la forma tradicional a mano, artesanal.  

Jiménez Chihuahua (Historias). – En el estado de Coahuila, la obtención de fibra de lechuguilla ha experimentado un cambio significativo en los últimos años.  

La introducción de máquinas desfibradoras ha hecho más eficiente el proceso de extracción, desplazando en gran medida al tradicional tallado manual. Mientras que en el municipio de Jaumave, Tamaulipas, el tallado manual sigue siendo el método predominante. 

El tallado manual requiere una preparación cuidadosa por parte de los productores. Construyen una media sombra con varas y ramas de arbustos como mimbre y gobernadora para protegerse de la insolación directa y las altas temperaturas.  

Luego, utilizan utensilios tradicionales como el tallador (un cuchillo sin filo), un banco y bolillos para llevar a cabo el desfibrado de las hojas. 

El proceso de tallado consiste en separar la fibra de la parte carnosa de la hoja. Con el tallador, los productores presionan las hojas contra el trozo de madera (banco) y, con la ayuda del bolillo, estiran las pencas (hojas) para extraer la fibra.  

Esta actividad se conoce como «despunte». Una vez que se ha realizado el despunte en varias pencas, las fibras se juntan y se enredan en un bolillo más delgado para llevar a cabo el «destronque» de las partes troncales del cogollo. 

Después de completar estos procesos, la fibra se extiende en capas delgadas y se deja secar al sol durante 2 a 3 horas. Bajo este método de extracción, un productor puede obtener aproximadamente 6 kg de fibra en una jornada laboral de 8 horas. 

Por otro lado, el tallado mecánico de la fibra de lechuguilla se introdujo en la década de 1970 con las primeras máquinas «ripiadoras». Estas máquinas consistían en un tambor macizo de madera con clavos y funcionaban con energía eléctrica.  

En la actualidad, las máquinas desfibradoras utilizadas en Coahuila son cilindros metálicos con clavos incrustados de una pulgada de longitud. El costo de estas máquinas oscila entre $14,000.00 y $16,000.00 cada una. 

Para el desfibrado mecánico, los cogollos se introducen en la máquina a través de un hueco en una caja donde un rodillo giratorio con clavos separa los tejidos de la fibra.  

Aunque este método permite tallar una mayor cantidad de fibra en menos tiempo y con menos esfuerzo físico, presenta algunos inconvenientes. La fibra puede sufrir daños debido al maltrato mecánico de los clavos y puede mezclarse con el líquido llamado «guishe» que drena de las hojas durante el proceso. Además, la fibra puede mancharse y secarse de manera desigual, lo que reduce su calidad y valor en el mercado. 

A pesar de estas limitaciones, el tallado mecánico permite a los productores obtener hasta 100 kg de fibra en una jornada laboral de 8 horas, en comparación con los 6 kg obtenidos mediante el tallado manual. 

El cambio en los métodos de extracción de fibra de lechuguilla ha generado un debate entre la tradición y la eficiencia.  

Si bien el tallado manual conserva su importancia en algunas regiones, el tallado mecánico se ha convertido en una alternativa atractiva para aquellos que buscan aumentar su producción y obtener mayores ingresos económicos en menos tiempo.  

A medida que avanza la tecnología, es fundamental encontrar un equilibrio entre la eficiencia y la preservación de las prácticas tradicionales, valorando tanto la calidad del producto como el bienestar de los productores. 

Fotografía: Historias; INIFAP y Gobierno de México.  

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