«El crecimiento descontrolado de la frontera agrícola ha puesto en riesgo nuestros recursos hídricos. Sin un plan de manejo sustentable, el Ojo de Dolores y otros cuerpos de agua podrían desaparecer», advierte el especialista en agricultura.
HISTORIASMX. – Ubicado en la porción suroeste del municipio de Jiménez, Chihuahua, el Ojo de Dolores es un manantial hipothermal con temperaturas entre 21 y 35 grados centígrados. Sus aguas cálidas no solo son un atractivo turístico, sino también el hábitat de dos especies endémicas de pez: Gambusia hurtadoi y Cyprinodon macrolepis, además de dos especies de tortugas de agua dulce termal.

Sin embargo, este ecosistema único enfrenta una grave amenaza: la sobreexplotación del acuífero Jiménez-Camargo y la perforación indiscriminada de pozos agrícolas, principalmente para la irrigación de cultivos de nogal.
El impacto del cultivo de nogal en la crisis hídrica
El cultivo del nogal se ha convertido en una de las principales causas del agotamiento del acuífero. Esta planta de alto consumo hídrico requiere aproximadamente 19 millones de litros de agua por hectárea al año, lo que ha acelerado el descenso del nivel del agua subterránea. En las últimas dos décadas, la superficie cultivada con nogal ha crecido exponencialmente en Jiménez, superando las 11,500 hectáreas en 2023, lo que ha generado un déficit alarmante de 192 millones de metros cúbicos anuales en el acuífero Jiménez-Camargo.

«El crecimiento descontrolado de la frontera agrícola ha puesto en riesgo nuestros recursos hídricos. Sin un plan de manejo sustentable, el Ojo de Dolores y otros cuerpos de agua podrían desaparecer», advierte el especialista en agricultura.
Un ecosistema amenazado
Además de ser un atractivo turístico, el Ojo de Dolores alberga especies en peligro. El Gambusia hurtadoi, descrito en 1957, es un pez ovovivíparo que se alimenta de insectos y establece complejas jerarquías sociales. Su coloración distintiva y su agresivo comportamiento territorial lo hacen único en su tipo. Junto a él, el Cyprinodon macrolepis, registrado en 1976, defiende su territorio de intrusos y desova durante todo el año. Esta especie ya ha sido catalogada como En Peligro (EN) por la Lista Roja de la IUCN y la Norma Oficial Mexicana (NOM).
Además, el manantial es hogar de dos especies de tortugas de agua dulce termal. Aunque no se han realizado estudios para identificarlas con precisión, se han observado ejemplares con características únicas, como una tortuga de cabeza alargada y color gris verdoso, y otra más pequeña con rayas amarillas y rojas.
Sobreexplotación y contaminación del agua
La extracción masiva de agua para la agricultura no solo ha reducido el nivel del Ojo de Dolores, sino que también ha incrementado la contaminación por arsénico. Estudios realizados en 2012 revelaron niveles alarmantes de este metal en la región, incluyendo una concentración de 200 partes por billón (PPB) en el manantial, muy por encima del límite permitido para el consumo humano.
A pesar de las advertencias de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y de diversos estudios científicos, las medidas para regular la extracción de agua han sido insuficientes. «Es urgente implementar regulaciones estrictas, reducir el crecimiento del cultivo de nogal y promover cultivos alternativos de menor demanda hídrica, como el sotol o el olivo», señala el ambientalista Manuel Herrera.
El futuro del Ojo de Dolores
Sin acciones concretas para frenar la sobreexplotación del acuífero, el Ojo de Dolores podría dejar de existir en los próximos años. La desaparición de este manantial no solo significaría la pérdida de un ecosistema invaluable, sino también el colapso económico de comunidades que dependen de su agua para la agricultura y la ganadería.

«No podemos permitir que el Ojo de Dolores se convierta en un recuerdo. Necesitamos tomar medidas urgentes para proteger este tesoro natural antes de que sea demasiado tarde», concluye un visitante frecuente del manantial, preocupado por su deterioro.
Por: Gorki Rodríguez.