La Hacienda las Pampas no solo albergaba ganado y terrenos bien cuidados; contaba con una impresionante casona colonial. Con 11 recámaras, corredores andaluces y pisos de madera preciosa traída desde Chiapas
Historiasmx. – Datando de la década de 1950, la Hacienda las Pampas ocupaba un lugar destacado en el corazón del páramo desértico. Con sus vastas 44 mil hectáreas de terreno, el ganado Hereford pastaba libremente mientras unos 200 sementales compartían su territorio. Pero esto no era un lugar cualquiera; contaba con una pista pavimentada de casi dos kilómetros, un hangar y casas para los trabajadores, haciendo eco de un esplendor digno de un latifundio en otro estado.
Esta historia se entrelaza con la política de la época: en 1947, el exgobernador Alfredo Chávez y el aspirante a gobernador Tomás Valles regalaron al entonces Presidente de la República, Miguel Alemán, 74 mil hectáreas de este terreno. Este obsequio, aparentemente sin precedentes, llevó a la creación de un emporio que parecía surgir como por arte de magia.
La Hacienda las Pampas no solo albergaba ganado y terrenos bien cuidados; contaba con una impresionante casona colonial. Con 11 recámaras, corredores andaluces y pisos de madera preciosa traída desde Chiapas, esta casa de ensueño ocupaba 5 mil metros cuadrados y contaba con detalles de lujo como radio de alta frecuencia y vehículos con el emblema del propietario.
Sin embargo, lo que hace a esta historia aún más asombrosa es el nombre detrás de esta ostentosa propiedad: Lyndon B. Johnson, expresidente de Estados Unidos. Socio de Miguel Alemán, el expresidente estadounidense estaba detrás de esta expansiva propiedad en suelo mexicano.
La historia de la Hacienda las Pampas nos recuerda que las tramas y artimañas de la política y el poder no son nada nuevo. La conexión entre Johnson y Alemán, la construcción de la casona y los detalles de lujo nos muestran cómo la historia a menudo es más sorprendente y compleja de lo que podríamos imaginar.
A pesar de los años transcurridos, la Hacienda las Pampas sigue siendo un testimonio tangible de épocas pasadas y de cómo la política y la historia se cruzan en lugares inesperados.
Fotografía: Oscar Marta / Ilustrativa.