A pesar de que las Juntas Municipales de Agua argumentan no tener injerencia en el sector agrícola, sí deberían ejercer presión para que los productores de nogal instalen medidores volumétricos y paguen por el agua en función de su consumo real. Sin embargo, esta regulación sigue sin aplicarse, permitiendo que las grandes agroindustrias extraigan el recurso sin límites ni sanciones.
HISTORIASMX. – En el estado de Chihuahua, la crisis hídrica se ha convertido en una problemática de gran magnitud, especialmente en municipios donde la sobreexplotación de los acuíferos ha dejado a la ciudadanía sin acceso suficiente y de calidad al agua. A pesar de ello, la Junta Central de Agua del Estado de Chihuahua, a través de las Juntas Municipales de Agua, impone estrictas regulaciones a los ciudadanos, obligándolos a instalar medidores de agua, pagar tarifas elevadas y restringir su consumo. Sin embargo, este rigor no se aplica de la misma manera a los grandes productores agrícolas, quienes continúan utilizando volúmenes exorbitantes del recurso sin medidas de control efectivas.
Jiménez: un caso emblemático de la crisis hídrica
Uno de los municipios más afectados por esta situación es Jiménez, donde las autoridades exigen a la población pagar el agua, instalar medidores y reducir el consumo, mientras que no toman medidas contundentes para regular el uso del agua por parte de los nogaleros y productores de alfalfa y manzana.
El cultivo del nogal es particularmente alarmante, ya que requiere grandes volúmenes de agua, contribuyendo significativamente a la sobreexplotación de los acuíferos locales. En Jiménez, el agua extraída para estos cultivos ha reducido drásticamente los niveles freáticos, afectando el suministro para uso doméstico y forzando a los ciudadanos a pagar por un recurso que cada vez es más escaso y de menor calidad.
Medidores volumétricos: ¿Por qué no se exigen a los agricultores?
HISTORIASMX. – A pesar de que las Juntas Municipales de Agua argumentan no tener injerencia en el sector agrícola, sí deberían ejercer presión ante la CONAGUA para que los productores de nogal se les instalen medidores volumétricos y paguen por el agua en función de su consumo real. Sin embargo, esta regulación sigue sin aplicarse, permitiendo que las grandes agroindustrias extraigan el recurso sin límites ni sanciones.
Esta doble moral en la gestión del agua genera un profundo malestar en la población, que observa cómo las autoridades son inflexibles con los ciudadanos, pero permisivas con quienes realmente están agotando los acuíferos.
El problema del agua contaminada con arsénico
Además de la escasez de agua, Jiménez enfrenta otro grave problema: el suministro de agua contaminada con arsénico. En lugar de implementar soluciones para garantizar agua limpia a la población, las autoridades se han enfocado en incrementar las tarifas y exigir medidores, sin atender el problema de salud pública que representa el consumo prolongado de agua con metales pesados.
Es urgente que la Junta Central de Agua y las Juntas Municipales asuman su responsabilidad y trabajen en conjunto con otras instancias para exigir a los productores agrícolas un uso responsable del agua, al tiempo que garantizan un abastecimiento de calidad para la ciudadanía.
Conclusión: una regulación parcial e injusta
La crisis hídrica en Chihuahua es un reflejo de la mala gestión de los recursos y la falta de voluntad política para regular a los verdaderos responsables del agotamiento del agua. Mientras los ciudadanos son obligados a pagar y restringir su consumo, los grandes productores continúan usando volúmenes excesivos sin consecuencias.
Es momento de que las autoridades dejen de privilegiar los intereses de unos pocos y comiencen a aplicar regulaciones equitativas que protejan el derecho de todos los habitantes a un acceso justo y seguro al agua.
Por: Gorki Rodríguez.