Entre las múltiples manifestaciones religiosas que conviven en esta urbe multifacética, destacan la veneración a la Virgen de Guadalupe, patrona de México, y el culto a la Santa Muerte, una figura femenina misteriosa que ha ido ganando adeptos en las últimas décadas.
HISTORIASMX. – México es un país que despliega una notable diversidad en su paisaje cultural y religioso. Su capital, la Ciudad de México, se yergue como una de las megalópolis más vastas del planeta, extendiéndose por casi ocho mil kilómetros cuadrados, donde convergen realidades urbanas tan heterogéneas como fascinantes. En este contexto de complejidad y vitalidad, la presencia de la religiosidad popular adquiere un carácter peculiar, manifestándose a través de diversas expresiones y devociones arraigadas en la cotidianidad de sus habitantes.
Entre las múltiples manifestaciones religiosas que conviven en esta urbe multifacética, destacan la veneración a la Virgen de Guadalupe, patrona de México, y el culto a la Santa Muerte, una figura femenina misteriosa que ha ido ganando adeptos en las últimas décadas. Si bien la devoción a la Virgen de Guadalupe ha sido parte integral de la identidad mexicana durante siglos, la presencia de la Santa Muerte en el panorama religioso es más reciente y revela dinámicas sociales y culturales contemporáneas.
El origen exacto del culto a la Santa Muerte es difuso, con varias teorías que apuntan a diferentes regiones de México como su posible cuna. Algunos investigadores sugieren que su popularidad en la Ciudad de México y sus alrededores se debe en parte a la migración de personas provenientes de diversas partes del país, quienes llevaron consigo sus prácticas religiosas y contribuyeron así a la difusión de esta devoción en nuevos entornos urbanos. Esta migración masiva, especialmente durante el siglo XX, transformó el rostro de la Ciudad de México y propició la aparición de nuevas expresiones culturales y religiosas.
El culto a la Santa Muerte se ha arraigado principalmente en áreas marginales y vulnerables de la Ciudad de México y el Estado de México, atrayendo a personas de diferentes estratos socioeconómicos, aunque predominantemente de clase media a baja. Los altares dedicados a la Santa Muerte, a diferencia de los de la Virgen de Guadalupe, suelen encontrarse en espacios públicos y abiertos, reflejando una apropiación distintiva del espacio urbano por parte de esta comunidad devota. Estos altares, a menudo adornados con imágenes de la Santa Muerte en diversas representaciones, testimonian la presencia palpable de esta figura en la vida cotidiana de los habitantes de estas áreas.
Para comprender el significado y la relevancia de la devoción a la Santa Muerte en la Ciudad de México, es fundamental explorar las creencias y prácticas de sus seguidores, así como su impacto en la vida diaria de la comunidad. Desde una perspectiva antropológica, es esencial considerar tanto la dimensión individual de la religiosidad vivida por cada creyente como su expresión colectiva en el tejido social urbano.
El oratorio de la Señora Blanca, ubicado en la Zona Centro de la Ciudad de México, emerge como un espacio emblemático donde se congregan los devotos de la Santa Muerte para rendirle culto y buscar protección. En este lugar, los rezos y ceremonias se entrelazan con elementos del catolicismo popular y prácticas chamánicas, evidenciando un sincretismo religioso característico de la devoción a la Santa Muerte. La figura de la Santa Muerte, representada como un esqueleto vestido con túnicas de diversos colores, adquiere un carácter profundamente arraigado en la vida de quienes la veneran, quienes la consideran una compañera fiel en los momentos de dificultad y peligro.
La historia del oratorio de la Señora Blanca y su papel en la difusión del culto a la Santa Muerte en la Zona Centro revela la importancia de los actores locales en la configuración del paisaje religioso de la Ciudad de México. Personajes como la Sra. Blanca, cuya influencia y devoción han dejado una marca indeleble en la comunidad, encarnan la vitalidad y la diversidad de las expresiones religiosas en esta metrópolis en constante transformación.
A través del análisis de la vivencia cotidiana de la devoción a la Santa Muerte en el oratorio de la Señora Blanca, se vislumbra una comprensión más profunda de las formas.
Fotografía: UNAM.