Estas formaciones minerales, que cristalizan en ambientes desérticos ricos en aguas sulfatadas, adoptan formas que recuerdan a los pétalos de una rosa, de ahí su nombre.
HISTORIASMX. – En las dunas entre Jiménez, Chihuahua, y el estado de Coahuila, yacen secretos geológicos de hasta cien millones de años de antigüedad. Durante la era del Cretácico, cuando un mar poco profundo, conocido como el mar interior de Norteamérica, cubría gran parte de México, se formaron los sedimentos que hoy conocemos como las dunas de Jiménez. Es aquí donde se encuentra una de las formaciones más fascinantes y bellas: las Rosas del Desierto.
Estas formaciones minerales, que cristalizan en ambientes desérticos ricos en aguas sulfatadas, adoptan formas que recuerdan a los pétalos de una rosa, de ahí su nombre. A pesar de encontrarse en diversas partes del mundo, incluyendo el desierto del Sahara, donde se consideran las más hermosas, las Rosas del Desierto de Jiménez destacan por su singular belleza y formación geológica única.
Cuidar estas delicadas estructuras de yeso es esencial, dado que son muy frágiles. Se recomienda limpiarlas suavemente con un pincel humedecido en agua para evitar dañarlas y, si se usan como decoración, es crucial mantener limpio su entorno para evitar la acumulación de arena.
Estas rosas no solo son un regalo de la naturaleza para los amantes de la geología, sino también un recordatorio de la increíble historia geológica de nuestro planeta. Además, los visitantes y locales deben tener cuidado, ya que los filos agudos de los cristales pueden dañar neumáticos de vehículos todoterreno.
Jiménez no solo ofrece un vistazo a la historia de la Tierra a través de estas impresionantes formaciones, sino también una oportunidad para preservar y admirar una de las maravillas más delicadas y espectaculares de la naturaleza.
Por: Gorki Rodríguez.