Los corralitos, ubicados, casi entre los límites de Jiménez, Chihuahua y el estado de Coahuila, es uno de los vestigios arqueológicos, no conocidos e investigados; que tras su descubrimiento, ayuda a entender la forma de vida de los Tobosos.  

HISTORIASMX. – Los diferentes vestigios arqueológicos que existen en el municipio de Jiménez, por más insignificantes que parezcan ayudan a comprender la forma de vida de las diferentes tribus que habitaron o transitaron por el municipio, una de las cuales fue la de los Tobosos. 

Cerca de los límites del municipio de Jiménez, Chihuahua, y el estado de Coahuila, se conserva un eslabón perdido de los sitios arqueológicos del municipio, al cual nadie ha tenido acceso ni contacto; salvo unas cuantas personas, conservándose de una manera única. 

Zona de estudio del sitio arqueológico.

Este eslabón perdido, se trata de un complejo de más de cuatro viviendas circulares, construidas de piedra, también llamadas corralitos por su forma, las cuales pertenecieron a la tribu de los Tobosos. 

En el faldeo de una de las sierras menos accesibles de Jiménez, la tribu de nómadas, cazadores y recolectores, los Tobosos, construyó más de cuatro corralitos, los cuales fueron utilizados como hábitat para protegerse del clima, acecho de animales y como miradores de vigilancia. 

La construcción de estas chozas fue hecha con piedras de un tamaño estándar de entre 15 a 20 centímetros y con un diámetro de aproximadamente 2 metros y una altura de entre 50 a 100 centímetros. 

Corralito número 1.

Las construcciones se encuentran en formación de escalón, una tras otra. Cada construcción podía albergar entre 3 a 4 personas. 

Su construcción simple y robusta, permitía a los integrantes de la tribu, acceder fácilmente y acomodarse para ya sea recostarse o descansar sentados. 

Aunque, pareciera que estas construcciones fueran rústicas, durante  la estancia de la tribu de los tobosos, estas fueron adecuadas con ciertos materiales de la zona, para hacerlas más cómodas y que proporcionarán una mayor protección. 

Los corralitos se ubican en un mirador natural.

Por los indicios de materia vegetal hallado en los corralitos, principalmente fragmentos de palma, las ramas de esta planta que abunda en este sitio geográfico de Jiménez, pudo haber sido utilizada como techo, colocándose en la parte exterior de los corralitos, lo que ayudo a los integrantes de la tribu a tener una mayor protección de las inclemencias del tiempo y protección contra a animales, como el puma, oso negro y lobos. 

Asimismo, en el último corralito existen aún restos de materia vegetal correspondiente a zacate, el cual pudo haber sido utilizado como aislante térmico en el suelo, creando una cama cálida y que almacena el calor, ideal para los tiempos de invierno.  

Parte de una de la chozas y destruida por la acción de la naturaleza.

Dado que el lugar donde fueron construidos las chozas es un microclima, en donde se pueden encontrar toda una gran variedad de plantas medicinales, comestibles y algunas que proporcionan vital líquido; este sitio fue un hábitat temporal perfecto. 

A su vez, las chozas aparte de ser construidas en un lugar bondadoso por la naturaleza, fueron estratégicamente edificadas con una amplia visión a un extenso llano el cual colinda con una sierra que es la división entre Chihuahua y Coahuila. Esta amplia visión, les permitía a los integrantes de la tribu observar el posible paso de integrantes de otras tribus o bien de cualquier expedición que se adentrará en estos territorios.  

Estas construcciones fueron echas para refugiarse, los integrantes de la tribu, de las inclemencias del tiempo.

Salvo que no se encontraron restos de carbón, se puede descartar la posibilidad de que en estas chozas los integrantes hicieran uso del carbón. 

En la llanura, es posible encontrar algunos restos de la talla lítica de proyectiles de punta de flecha, los cuales fueron empleados en la cacería de animales como el venado, conejos, liebres y jabalíes, por mencionar algunos de los más característicos.  

Estas chozas eran cubiertas con hojas de palma como techo y eran rellanadas al interior con zacate, convirtiéndolas en térmicas y aislantes.

Cerca de la cabecera municipal de Jiménez, en el rancho conocido como “Corralitos” a finales del siglo XX, se registraron otras construcciones circulares, las cuales pertenecieron a la tribu de los Tobosos. La forma de estas construcciones le llevó a designar el nombre al lugar, como actualmente se conoce, “Corralitos”. Hoy en día, estás construcciones ya no existen. 

Por: Gorki Rodríguez. 

Fotografía; HISTORIASMX. 

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