Las aguas termales están impregnadas de minerales como azufre, calcio, sales y otros compuestos. 

Jiménez Chihuahua (Historias). – Adéntrate en un paraíso termal situado a tan solo una hora y media al sur de la cabecera municipal de Jiménez, en el kilómetro 165 de la Carretera Federal número 49. Aquí encontrarás el acceso a las increíbles aguas termales del Ojo del Caballo, un lugar mágico que te cautivará desde el primer momento.  

Para llegar, deberás recorrer un camino de terracería de aproximadamente 10 kilómetros, cuyo estado puede variar según las condiciones climáticas. 

Las aguas termales del Ojo del Caballo se encuentran dentro de la reserva de la biosfera del Bolsón de Mapimí, un desierto que abarca parte del municipio de Jiménez y está protegido como área natural.  

Aunque todavía es poco conocido en el estado de Chihuahua, aquellos que han descubierto este tesoro turístico no pueden resistirse a visitarlo al menos dos o tres veces al año.  

Incluso se han registrado visitas esporádicas de turistas extranjeros, quienes se enteran de la existencia de este lugar gracias a los lugareños y otros visitantes. 

A pesar de ser un destino emblemático en Jiménez, las autoridades municipales y estatales han descuidado el apoyo al turismo en esta zona.  

La principal ruta de acceso, que es de terracería, se encuentra en pésimas condiciones, lo que genera desconfianza en los pocos visitantes que conocen el lugar.  

Además, la falta de señalización adecuada en la Carretera Federal 49 dificulta su descubrimiento para los viajeros. Es evidente que se necesita una mayor promoción turística en la región. 

Una vez que llegues al destino termal, te sorprenderá la extensa área arbolada con estacionamiento y áreas de asadores, tres albercas y un impresionante chorro de agua principal que se encuentra dentro de una caverna.  

Aunque las albercas son de estilo rudimentario, te permiten una conexión especial con el entorno que rodea el balneario, situado entre imponentes serranías donde el viento sopla día y noche. 

Las aguas termales están impregnadas de minerales como azufre, calcio, sales y otros compuestos, lo que deja rastros en las paredes de las albercas en forma de formaciones cristalinas de diversos tamaños.  

Estas aguas, de carácter mesotermal, se mantienen a una temperatura constante de 35 a 40 grados centígrados, brindando una sensación de bienestar y relajación al cuerpo humano. 

Lamentablemente, debido a la pandemia, durante el 2020 se tuvo que suspender el ingreso de las pocas personas que conocían el sitio, lo que afectó económicamente a Don Domitilio y su Ojo del Caballo.  

Sin embargo, con la reapertura de los centros recreativos gracias al avance de la vacunación en México, el encargado de la zona informa con entusiasmo que, a partir del 25 de diciembre de 2021, se registraron los primeros visitantes del año en curso. 

Pero el Ojo del Caballo no solo te ofrece aguas termales rejuvenecedoras, sino también la oportunidad de apreciar las fascinantes formaciones rocosas de las sierras del desierto del Bolsón de Mapimí.  

Además, podrás entrar en contacto con la rica flora y fauna del lugar, explorar su singular geografía y disfrutar de vistas inigualables.  

Hacia el sur, podrás vislumbrar la «Zona del Silencio», el cerro de San Ignacio y el cerro de las «Tetas de Juana», famoso por su peculiar nombre entre los lugareños. 

Este atractivo turístico se presenta como el último bastión de la región sur del estado de Chihuahua y el municipio de Jiménez, en los límites con los estados de Durango y Coahuila.  

A pocos kilómetros del balneario, ya podrás admirar la geografía de estas entidades vecinas. No pierdas la oportunidad de descubrir este oasis oculto y sumergirte en la maravilla natural que son las aguas termales del Ojo del Caballo. 

Por: Gorki Belisario Rodríguez Ávila.  

Fotografía: Historias / Gorki Belisario.  

Por historias