Fotografía: Cortesía Dulces Magua.

Las conservas de pera se destacan por su dulzura natural y su textura suave. Las peras maduras se seleccionan cuidadosamente, se pelan y se cocinan lentamente con azúcar y un toque de canela, creando un jarabe espeso y fragante que se embotella para su almacenamiento.

HISTORIASMX. – En el pintoresco Valle de Allende, ubicado en la región sur del estado de Chihuahua, la tradición de preparar conservas a partir de frutas locales como la pera, manzana, persimonio, membrillo, higo, chabacano y durazno se ha mantenido viva a lo largo de generaciones. Estas conservas no solo son un deleite para el paladar, sino que también representan una parte importante del patrimonio cultural y gastronómico de la región.

El Arte de las Conservas.

Las conservas de pera se destacan por su dulzura natural y su textura suave. Las peras maduras se seleccionan cuidadosamente, se pelan y se cocinan lentamente con azúcar y un toque de canela, creando un jarabe espeso y fragante que se embotella para su almacenamiento.

Las manzanas del Valle de Allende también se transforman en deliciosas conservas. Se pelan y se cortan en rodajas, luego se cocinan con azúcar, canela y, a veces, una pizca de clavo de olor. El resultado es una conserva de manzana que se puede disfrutar como postre o como acompañamiento de platos salados.

El persimonio, una fruta menos conocida pero igualmente apreciada, se utiliza para hacer una conserva única. Con su pulpa suave y su sabor dulce, el persimonio se cocina con azúcar y se embotella para su uso posterior. Esta conserva es especialmente deliciosa cuando se sirve sobre tostadas o como parte de un postre.

Por último, el membrillo se transforma en una jalea espesa y aromática. El proceso de cocción del membrillo con azúcar y jugo de limón produce una conserva con un color rojo intenso y un sabor ligeramente ácido que se equilibra perfectamente con la dulzura del azúcar.

Los higos son otra fruta que se convierte en una exquisita conserva en el Valle de Allende. Los higos frescos se cocinan con azúcar y un toque de limón para resaltar su sabor dulce y ligeramente terroso. Esta conserva es perfecta para acompañar quesos o simplemente disfrutarla sola.

El chabacano y el durazno también se transforman en deliciosas conservas. Ambas frutas se pelan y se cocinan con azúcar, y a menudo se les añade un toque de vainilla para realzar su sabor. Estas conservas son especialmente populares en el desayuno, servidas con pan tostado o yogur.

Microclimas del Valle de Allende.

El Valle de Allende se beneficia de microclimas únicos, que son propiciados por la ribera del Río Florido. Estos microclimas permiten el cultivo de diversos tipos de árboles frutales que no se encuentran comúnmente en otras partes del estado de Chihuahua.

La presencia del Río Florido crea un entorno más húmedo y moderado en comparación con el clima árido que caracteriza a gran parte de la región. Esta condición permite que los árboles de pera, manzana, persimonio, membrillo, higo, chabacano y durazno florezcan y produzcan frutos de alta calidad.

Los microclimas del Valle de Allende no solo benefician a los frutales, sino que también contribuyen a la biodiversidad del área, permitiendo el crecimiento de una variedad de plantas y la existencia de diferentes especies de fauna. Este equilibrio ecológico es crucial para mantener la salud y la productividad de los huertos frutales.

Tradición y Comunidad.

La preparación de conservas en el Valle de Allende es una tradición comunitaria. Familias enteras participan en el proceso de recolección de frutas, preparación y embotellado. Este trabajo colectivo no solo fortalece los lazos familiares, sino que también promueve la transmisión de conocimientos y técnicas ancestrales a las nuevas generaciones.

Además, las conservas producidas en el Valle de Allende son una fuente importante de ingresos para muchas familias. Estos productos se venden en mercados locales y ferias, y son apreciados tanto por residentes como por visitantes que buscan llevarse un pedazo de la riqueza culinaria de la región.

Las conservas artesanales de pera, manzana, persimonio, membrillo, higo, chabacano y durazno del Valle de Allende no solo son un testimonio del ingenio y la habilidad de sus habitantes, sino también un reflejo de la generosidad de la naturaleza en esta parte del estado de Chihuahua. Los microclimas únicos creados por el Río Florido permiten que estos frutales prosperen, proporcionando los ingredientes esenciales para estas deliciosas conservas que deleitan a todos los que tienen la oportunidad de

probarlas.

Por: Gorki Rodríguez.

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