Al corte del 31 de octubre del 2023, se registró un aumento en la producción de carne en canal de bovino de 15.021 toneladas, respecto a octubre del 2022.

HISTORIASMX. – De acuerdo a información de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), al corte del 31 de octubre del 2023, se registró un aumento de 15.021 toneladas en la producción de carne en canal de Bovino en el municipio de Jiménez, respecto al 31 de octubre del 2022. 

Durante el mes de octubre del 2022, en Jiménez se registró una producción de carne en canal de bovino de 774.695 toneladas. Al final de año, al corte del 31 de diciembre, la producción total fue de 947.790 toneladas respecto a un programa establecido de 940.358 toneladas. 

Para este 2023, para Jiménez se tiene contemplado un programa de producción de 962.463 toneladas, de los cuales, al corte del 31 de octubre, se han producido únicamente 790.616 toneladas de carne en canal de bovino, mostrando un incremento respecto al mismo mes pero del 2022, de 15.021 toneladas. 

El mes de enero de este año, 2023, se produjeron 76.249 toneladas de carne en canal de bovino; febrero, 76.540 toneladas; marzo, 75.710 toneladas; abril, 77.040 toneladas; mayo, 101.432 toneladas; junio, 75.695 toneladas; julio, 75.740 toneladas, agosto, 68.179 toneladas, septiembre, 84.110 toneladas y octubre 79.921 toneladas. 

En Jiménez, únicamente existe un rastro para el sacrificio de animales de granja, específicamente bovinos, caprinos, ovinos y cerdos, según la SADER, en el cual se procesan las especies antes mencionadas, principalmente para el consumo local.  

La ganadería de agostadero en Jiménez afronta grandes retos a consecuencia de la sequía que se ha presentado durante todo este 2023, así como a una ausencia en las precipitaciones pluviales, lo cual ha generado que presiones no se abastezcan de agua. 

Durante el mes de octubre y noviembre, se han registrado lluvias mínimas en algunos sectores del municipio, beneficiando a la población de pasto nativo “Toboso” el cual muestra un ligero reverdecimiento prematuro, el cual no será suficiente para alimentar al ganado, dado que las primeras heladas se encuentran ya en puerta, lo que ocasionará que el sácate se queme.  

Carne asada con leña de mezquite en el monte. 

En la vastedad del monte, donde la naturaleza se presenta en su máxima expresión de verdor y vida, se gesta un ritual que va más allá de la simple preparación de alimentos.  

Es un encuentro con la esencia misma de la tierra, un acto culinario que fusiona la tradición con la naturaleza: la carne asada con leña de mezquite. 

La jornada comienza temprano, con la luz del sol filtrándose entre las ramas de los árboles. En este rincón del monte, lejos del bullicio de la civilización, se respira aire puro y se escucha el susurro de las hojas movidas por la brisa matutina. La elección de la leña de mezquite, con su aroma ahumado característico, es el primer paso hacia la creación de un festín al aire libre. 

El grupo se organiza, cada uno con su tarea específica. Mientras algunos preparan la parrilla improvisada con piedras del lugar, otros se aventuran en la búsqueda de ramas secas y troncos de mezquite que servirán como el combustible perfecto para avivar las llamas. La leña, recogida con respeto y cuidado, es el secreto de la autenticidad que envolverá a la carne en su cocción. 

Una vez que el fuego cobra vida, las llamas bailan al compás del viento, creando un espectáculo hipnotizante. La parrilla se coloca sobre la fogata, y el aroma ahumado del mezquite impregna el aire, anticipando el festín que está por venir. Las chispas danzan y se elevan hacia el cielo, como si quisieran unirse al sol en su descenso. 

La carne, cuidadosamente seleccionada y sazonada con ingredientes simples pero efectivos, se coloca sobre la parrilla caliente. El crepitar de la carne al entrar en contacto con las brasas despierta los sentidos, y el grupo se reúne alrededor para presenciar el arte de la carne asada en su máxima expresión. La leña de mezquite, con su calor intenso y sabor ahumado, se convierte en el chef silencioso que realza los sabores de la carne. 

Mientras la carne se cocina a fuego lento, las historias fluyen tan naturalmente como el humo que se eleva entre los árboles. Risas, anécdotas y el crujir ocasional de las ramas alimentan la atmósfera festiva que se crea en medio del monte. La naturaleza se convierte en el mejor escenario para este banquete, donde la conexión con el entorno se fusiona con la experiencia culinaria. 

Finalmente, la carne asada, jugosa y con un ahumado irresistible, se sirve en platos improvisados con hojas secas. El grupo se sienta alrededor de la fogata, compartiendo la comida con gratitud y alegría. El monte, testigo silente de este ritual culinario, celebra con el eco de risas y el crujir de hojas bajo los pasos de aquellos que han sabido apreciar la magia de hacer una carne asada con leña de mezquite en el corazón mismo de la naturaleza. 

Por: Gorki Belisario Rodríguez Ávila.  

Fotografía: Gorki Rodríguez / HISTORIASMX.  

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