En el estado de Chihuahua, el Río Parral se erige como un curso fluvial de profundo significado, dejando una marca indeleble en la geografía y la memoria de sus habitantes.
HISTORIASMX. – Los ríos, guardianes silentes del tiempo, han sido protagonistas en la historia y desarrollo de las comunidades que los rodean. En el estado de Chihuahua, el Río Parral se erige como un curso fluvial de profundo significado, dejando una marca indeleble en la geografía y la memoria de sus habitantes.
Desde su origen en la Presa Parral, ubicada en el municipio homónimo, este río vital desempeña un papel crucial en el abastecimiento de agua potable en la ciudad. Sin embargo, su curso no es solo un flujo de vida; también ha sido causa de desastres a lo largo de los años.
El Río Parral atraviesa diversas comunidades, desde Hidalgo del Parral hasta su desembocadura en el Río Conchos. En su trayecto, beneficia a lugares como Estación Dorado, Colonia Progreso y Colonia Búfalo, antes de llegar al municipio de Camargo, donde se encuentra con su destino final.
A pesar de su importancia como fuente de agua, el Río Parral enfrenta una realidad preocupante. La mayor parte del año transcurre en sequía, pero durante la temporada de lluvias, se convierte en una fuerza desbordante, recordando eventos históricos trágicos.
La ciudad de Parral ha sufrido numerosas inundaciones a lo largo del tiempo, desde las primeras registradas en 1794 hasta las más recientes, como la «Inundación del Agosto Negro» en 2008. Estos desastres han dejado un saldo desolador, con víctimas y daños materiales significativos.
El Río Parral es un recordatorio constante de la dualidad entre su papel beneficioso como fuente de agua y los desafíos que representa en temporada de lluvias. La gestión adecuada de este recurso natural es esencial para garantizar la seguridad y el bienestar de las comunidades que dependen de él, honrando la memoria de aquellos que han enfrentado las furias del río a lo largo de los años.
Fotografía: Parral.