Este depredador de suma importancia en la cadena alimenticia se encuentra en peligro de extinción, al ser cazado como trofeo y por propietarios de ranchos ganaderos.
Historiasmx. – América, un continente diverso en términos de su flora y fauna, alberga una variedad de especies fascinantes, y una de las más notables entre ellas es el puma (Puma concolor), también conocido como león de montaña o león americano.
Este mamífero carnívoro, miembro de la familia Felidae, ha sido testigo de la transformación del paisaje americano durante millones de años y ha dejado una huella indeleble en la cultura y la mitología de los pueblos indígenas y contemporáneos.
En los desiertos del Bolsón de Mapimí y Chihuahuense, este espécimen es conocido como “León” por su gran parecido a su homologo.
Desde las tundras heladas del Yukón, en Canadá, hasta las majestuosas cordilleras de los Andes y la desolada Patagonia en América del Sur, el puma ha conquistado una gama impresionante de hábitats.
Su adaptabilidad y actitud generalista le permiten sobrevivir en biomas tan variados como los bosques densos del norte y las zonas abiertas del sur. En términos de tamaño, ocupa el segundo lugar entre los felinos americanos, solo después del jaguar, y el cuarto a nivel mundial, después del tigre, el león y el leopardo.
A pesar de su tamaño, el puma está más emparentado con los felinos pequeños que con los grandes depredadores del género Panthera. Este felino único en su tipo tiene la notable habilidad de ronronear, un rasgo compartido con los felinos más pequeños, a diferencia de los rugidos característicos de los grandes felinos. Este detalle destaca su singularidad en el mundo de los carnívoros.
El puma es un depredador supremo, y su dieta varía desde pequeños insectos y roedores hasta grandes ungulados como ciervos y guanacos. Su versatilidad alimentaria es parte de la razón por la que ha prosperado en diversos hábitats. Aunque prefiere áreas con vegetación densa para acechar a sus presas, es igualmente capaz de vivir en entornos más abiertos.
Debido a la invasión de su hábitat, este felino es común observarlo merodeando cerca de poblaciones y ranchos. Ante la falta de concientización de su importancia dentro de la cadena alimenticia, para mantener el orden en plagas y en el crecimiento de la población del coyote, este es objeto de la casería, principalmente por propietarios de ranchos ganaderos.
La naturaleza territorial del puma, combinada con su baja densidad poblacional, lo convierte en un solitario por excelencia. Su territorio varía según la disponibilidad de comida y la vegetación.
Sin embargo, su presencia no siempre garantiza su dominio en un área, especialmente cuando compite con otros depredadores, como el jaguar. A pesar de su papel como depredador, los encuentros con seres humanos son raros, aunque en años recientes ha habido un aumento en los ataques, lo que ha despertado la preocupación sobre su conservación y coexistencia.
La relación entre el puma y los humanos ha sido históricamente compleja. A medida que la colonización europea avanzó en América, el puma fue considerado una fiera peligrosa y su hábitat se vio afectado por la expansión humana.
Esta coexistencia tensa ha llevado a una disminución en las poblaciones de pumas en muchas áreas. Aunque ha sido extinguido en partes de América del Norte, como el este de Estados Unidos, hay esperanza de que el puma pueda recolonizar algunas de sus antiguas zonas.
La influencia cultural del puma también es evidente en la diversidad de nombres que recibe. Desde el «puma» en español, tomado del quechua, hasta «mountain lion» y «cougar» en inglés, el puma ha dejado su marca en la cultura de diferentes regiones. En muchas comunidades indígenas, el puma ha sido parte integral de la mitología y la vida cotidiana.
El puma, con su misterio y majestuosidad, representa una parte fundamental de la fauna americana. Su historia evolutiva y su papel en los ecosistemas continúan intrigando a los científicos y amantes de la naturaleza por igual.
La conservación de este majestuoso felino dependerá en gran medida de la preservación de su hábitat y de la coexistencia armoniosa con las comunidades humanas que comparten su territorio.
Por: Gorki Belisario Rodríguez Ávila.
Fotografía: Natura Lista.