La Casa Stallforth, diseñada en estilo Art Nouveau por el arquitecto cubano Amérigo Rouvier, el mismo que diseñó el Palacio Alvarado, fue escenario de momentos clave en la historia de Parral.
HISTORIASMX. – Enclavada en el corazón de Parral, la Casa Stallforth—anteriormente conocida como el Hotel Hidalgo—no es solo un edificio histórico; es un testigo silente de leyendas y misterios que aún resuenan en la memoria de sus habitantes. Esta antigua finca, que en sus orígenes perteneció a la influyente familia Alvarado, fue adquirida por el célebre Federico Stallforth, un magnate minero y comerciante de origen alemán, cuyo nombre ha sido rodeado de historias que van desde filantropía hasta supuestos vínculos con el espionaje Nazi.
Federico Stallforth, hijo de Bernardo Emil Stallforth y Emilia Haase Stein, y sobrino del primer Friedrich Stallforth nacido en Parral en 1882, no solo dejó una huella imborrable en la economía y la infraestructura de la ciudad, sino que su vida estuvo marcada por una serie de acontecimientos que aún hoy generan controversia. De origen noble, con conexiones íntimas con la nobleza alemana, incluyendo una amistad con el Kaiser Wilhelm II, Stallforth fue acusado de espionaje durante la Primera Guerra Mundial. Arrestado en 1917, fue encarcelado en el Fuerte de Oglethorpe, Georgia, y no fue liberado hasta tres años después, tras ser considerado un preso político por el Tratado de Versalles.
Sin embargo, el mito del espionaje Nazi en Parral se mantuvo vivo, en parte, por los descubrimientos realizados durante la restauración de la Casa Stallforth. Durante los trabajos para habilitar el edificio como teatro, se encontraron mosaicos adornados con la Cruz Esvástica, el símbolo adoptado por el Partido Nacional Socialista durante la Segunda Guerra Mundial. Estos “vestigios Nazis” alimentaron la leyenda de que la casa había sido un centro de espionaje durante la Primera Guerra Mundial, aunque algunos historiadores, como Eloy Morales Torres, sostienen que la probabilidad de un centro de espionaje Nazi en Parral es real, debido a la cercanía con la frontera y la presencia de familias alemanas influyentes desde 1916.
La Casa Stallforth, diseñada en estilo Art Nouveau por el arquitecto cubano Amérigo Rouvier, el mismo que diseñó el Palacio Alvarado, fue escenario de momentos clave en la historia de Parral. Francisco Villa la adquirió en los años veinte por 15 mil pesos, y tras su asesinato, su cuerpo fue velado en lo que hoy conocemos como el Museo de Sitio.
El legado de la familia Stallforth en Parral es vasto y diverso. Desde la primera red hidráulica de la ciudad, hasta la fábrica de estufas y calentadores Parral, la fábrica de crisoles y ladrillos refractarios, y la remodelación del Teatro Hidalgo, entre otras contribuciones, los Stallforth dejaron una impronta que aún perdura.
Hoy en día, la Casa Stallforth funge como un recinto cultural, una casa llena de historia que, aunque no pudo completar su transición a teatro bajo la administración del exgobernador César Duarte, sigue siendo un símbolo de la rica y compleja historia de Parral. Los ecos de sus historias de espionaje, nobleza, y legado cultural siguen siendo parte del tejido de esta ciudad, un recordatorio de que, en cada piedra y en cada rincón, Parral guarda secretos que aún esperan ser desvelados.