En su soberbia y falta de discernimiento, estos alcaldes confunden el ejercicio del periodismo con la farándula, y responden a las críticas legítimas con represalias. Las consecuencias de esta actitud pueden ser devastadoras.
HISTORIASMX. – En un municipio donde la libertad de prensa debería ser un pilar fundamental de la democracia, se ha convertido en una práctica común que algunos alcaldes municipales malinterpreten el ejercicio del Periodismo de Datos como ataques directos a su persona o a su administración. Esta situación no solo pone en riesgo la integridad de los periodistas, sino que también amenaza el derecho fundamental de los ciudadanos a estar informados.
El Periodismo de Datos es una herramienta crucial para la transparencia y la rendición de cuentas. Al analizar y presentar información basada en datos, los periodistas proporcionan una visión clara y objetiva de la gestión pública. Sin embargo, muchos alcaldes prefieren ver estos informes como ataques personales, en lugar de reconocerlos como una función esencial de la democracia. Este malentendido deriva de la tendencia de algunos políticos a resaltar su ego y a presentar las obras y proyectos gestionados como logros personales, cuando en realidad son financiados con los recursos públicos de todos los mexicanos.
En su soberbia y falta de discernimiento, estos alcaldes confunden el ejercicio del periodismo con la farándula, y responden a las críticas legítimas con represalias. Las consecuencias de esta actitud pueden ser devastadoras. Al tomarse las cosas de manera personal y reaccionar con rabietas públicas, los alcaldes no solo desacreditan a los periodistas, sino que también utilizan medios y páginas financiadas por el erario público para atacar y desprestigiar a quienes ejercen su labor informativa con integridad.
Esta manipulación de los medios locales, que deberían ser un canal para la verdad y la transparencia, se convierte en un vehículo para la impunidad. Al controlar la narrativa y silenciar las voces críticas, estos alcaldes ponen en peligro no solo la libertad de prensa, sino también la vida de los periodistas. En un entorno donde la violencia contra los periodistas es una preocupación real, cada ataque verbal, cada amenaza implícita, aumenta el riesgo de agresiones físicas.
Es crucial que la sociedad y las autoridades superiores reconozcan y condenen estas prácticas. La libertad de prensa es un derecho inalienable que debe ser protegido a toda costa. Los periodistas desempeñan un papel vital al exponer la corrupción y garantizar la transparencia en la administración pública. Su trabajo no debe ser visto como una amenaza, sino como una contribución indispensable a la democracia y al bienestar social.
La libertad de prensa está en peligro cuando los líderes locales ven a los periodistas como enemigos en lugar de aliados en la lucha por una gestión pública honesta y eficiente. Es hora de que los alcaldes y otros funcionarios públicos comprendan que su responsabilidad es ante los ciudadanos y que la transparencia y la rendición de cuentas son esenciales para ganar y mantener la confianza pública. La libertad de prensa debe ser defendida vigorosamente para asegurar una sociedad informada y democrática.
Opinión: Gorki Rodríguez.