Actualmente su presencia en México, se centra en en regiones como Chihuahua, Sonora, Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León, se ve amenazada por varios factores.
HISTORIASMX. – En las vastas extensiones de México, entre los bosques y las montañas, habita una criatura majestuosa: el oso negro americano. Esta especie, también conocida simplemente como oso negro, es un mamífero carnívoro que pertenece a la familia Ursidae. Aunque es el oso más común en Norteamérica, su presencia en México no solo es relevante por su importancia ecológica, sino también por su estado de conservación.
El oso negro se caracteriza por su cuerpo robusto, su pelo oscuro y su perfil facial recto con un hocico largo. Aunque es más pequeño que el oso pardo y el oso polar, no carece de imponencia, con machos que pueden alcanzar hasta 2.87 metros de longitud y un peso que va desde los 60 hasta los 280 kilogramos. Sin embargo, su presencia en México, especialmente en regiones como Chihuahua, Sonora, Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León, se ve amenazada por varios factores.
En el país, el oso negro se encuentra en peligro de extinción, según la NOM-059-SEMARNAT-2010. La cacería furtiva y el comercio ilegal representan graves amenazas para la especie, exacerbadas por la urbanización que ha fragmentado su hábitat natural. Además, la construcción del muro fronterizo entre México y Estados Unidos limita el flujo genético entre las poblaciones del norte, lo que afecta aún más su supervivencia.
Aunque el oso negro no hiberna en sentido estricto, pasa el invierno en un estado de somnolencia, viviendo de las reservas de grasa acumuladas durante el otoño. Es omnívoro, con una dieta que incluye principalmente vegetales, aunque también se alimenta de carne, frutas y carroña. Su papel en el control poblacional de herbívoros y en la dispersión de semillas lo convierte en un actor crucial en los ecosistemas donde habita.
En México, el oso negro se encuentra principalmente en zonas montañosas del norte del país, habitando entre los 650 y 3000 metros sobre el nivel del mar en diversos climas. Sin embargo, su distribución y estado de conservación aún son poco comprendidos a nivel nacional, lo que dificulta la implementación de medidas efectivas para su protección.
Es imperativo que se realicen proyectos a nivel nacional para identificar la distribución actual y el estado de las poblaciones de oso negro en México. Solo así se podrán establecer medidas apropiadas para su conservación a mediano y largo plazo, garantizando que esta emblemática especie continúe siendo parte fundamental de los ecosistemas mexicanos.