Fotografía: Archivo.

El IMSS convertido en una pesadilla madrugadora, el ISSSTE en una trampa burocrática sin medicamentos ni especialistas, Pensiones Civiles del Estado en un cascarón vacío sin clínica ni servicios y el Hospital con costos impagables para una Población que apenas sobrevive con el mínimo de salario. Así sobreviven los derechohabientes en Jiménez, un municipio donde enfermarse significa peregrinar, gastar, sufrir… y esperar que algún día la salud pública vuelva a importar. Mientras tanto, reina el olvido, el silencio y la queja que se ahoga entre redes sociales, estaciones de radio y teléfonos sin respuesta.

HISTORIASMX. – En Jiménez, Chihuahua, la salud pública se ha convertido en un problema urgente, agudo y, sin embargo, invisibilizado. Durante años, el municipio gozó de ciertos servicios médicos que, aunque limitados, cumplían con una función vital: garantizar atención a los sectores más vulnerables. Hoy, esa red de salud se encuentra en un estado de deterioro alarmante, sin planes de rescate a la vista. Esta es una crisis que se vive a diario, en los pasillos de clínicas saturadas, en la desesperación de enfermos sin medicamentos y en la resignación de quienes madrugan por una cita médica.


📉 ISSSTE: De servicio ejemplar a símbolo del abandono

No hace mucho tiempo, el ISSSTE era considerado uno de los mejores sistemas de salud disponibles en Jiménez. Médicos comprometidos, atención relativamente rápida y una farmacia funcional eran parte del panorama.

Sin embargo, el presente es diametralmente opuesto. Las citas médicas con especialistas se programan fuera del municipio, lo que obliga a los pacientes —muchos de ellos personas mayores o sin recursos— a trasladarse a ciudades como Parral o Chihuahua capital. Esta situación no solo genera gastos adicionales en transporte y hospedaje, sino que provoca demoras peligrosas en diagnósticos y tratamientos.

La farmacia del ISSSTE, otrora bien abastecida, ahora opera como cascarón vacío. Los derechohabientes reciben recetas médicas, pero salen con las manos vacías. Y la clínica misma, antaño funcional, hoy se percibe como una estructura decadente, sin el equipo ni el personal necesario para enfrentar siquiera casos básicos.


⏰ IMSS: Enfermarse significa levantarse a las 4 de la mañana

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que debería ser el principal pilar de la salud pública, ha colapsado ante su propia demanda. La mayoría de los derechohabientes relatan un proceso agotador: levantarse antes del amanecer, formarse afuera de la clínica desde las 4 o 5 de la mañana y pelear por una ficha de atención. Enfermarse en Jiménez, irónicamente, exige estar sano para resistir el proceso de pedir ayuda.

A esto se suma la falta crónica de medicamentos. No es raro que los pacientes deban recurrir a farmacias privadas para completar tratamientos básicos. Las consultas de especialidad se agendan con meses de espera, cuando se logran agendar. Estudios como radiografías, tomografías o análisis clínicos se derivan a otras ciudades, haciendo imposible un diagnóstico rápido y eficiente.

La clínica del IMSS en Jiménez no da abasto, tanto en espacio como en personal. La saturación es evidente: médicos exhaustos, consultorios improvisados y pacientes esperando en pasillos sin privacidad ni comodidad.


🏚 Pensiones Civiles del Estado: Sin clínica, sin atención, sin respuestas

Si existe un ejemplo crudo del abandono institucional, es el caso de Pensiones Civiles del Estado. A pesar de que maestros, burócratas y trabajadores estatales siguen aportando mes con mes a este sistema, la atención en Jiménez es prácticamente inexistente.

La ciudad no cuenta con una clínica especializada, y cuando se ofrece algún tipo de consulta, se hace en espacios improvisados o en el hospital general, donde los costos pueden ser altos y las respuestas, vagas. Se han reportado casos donde los pacientes esperan con su doctor en una banca, sin saber qué consultorio se les asignará, un absurdo que raya en lo grotesco.

Aunque representantes estatales han visitado la zona —como el Dr. Aguirre, la Lic. Guzmán y el Lic. Alvarado—, no traen soluciones reales, solo promesas que se desvanecen tan rápido como llegan.


🔇 Silencio oficial y quejas digitales: El mal de nuestra era

Quizá lo más alarmante de todo este panorama es la falta de respuesta por parte de las autoridades. Ni el gobierno municipal, ni el estatal, ni las delegaciones federales han presentado un plan serio para revertir esta crisis. Las quejas se acumulan en redes sociales, en cabinas de radio, en mensajes de WhatsApp. Pero todo se queda en el aire, en el eco de una sociedad que se indigna en línea, pero no se organiza fuera de ella.

La salud pública no puede seguir siendo un tema de debate virtual. Cada día sin medicamentos, sin consultas y sin atención es una violación al derecho humano más básico: el derecho a la vida y al bienestar. Pero parece que en Jiménez es más cómodo indignarse desde el celular que tomar las calles o exigir rendición de cuentas con acciones reales.


🚨 ¿Hasta cuándo?

Jiménez no puede permitirse seguir normalizando el deterioro de sus instituciones de salud. No es normal esperar meses por una consulta. No es normal viajar horas por un especialista. No es normal que no haya medicina. No es normal que la salud se vuelva un privilegio.

La comunidad merece un sistema que funcione, que atienda, que escuche. Merece clínicas dignas, personal capacitado, medicamentos disponibles, y una respuesta gubernamental clara y firme. Si las instituciones no cumplen, es la sociedad la que debe exigir, organizarse y presionar. De lo contrario, estaremos condenando a miles de familias a seguir sufriendo en silencio, en salas de espera vacías y en farmacias sin remedios.


✊🏼 La salud no se mendiga, se exige.

Por historias

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