Fotografía: Archivo / Ilustrativa

Fabe González Linares, miembro del colectivo Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos en Jalisco (FUNDEJ), busca incansablemente a sus dos hijos desaparecidos, mientras cuida de sus nietos y enfrenta el horror de la crisis de desapariciones en México.

HISTORIASMX.- Fabe González Linares es madre de Juan Carlos y Jonathan Alejandro Delgado González, dos jóvenes que la delincuencia le arrebató en diferentes momentos, sumiéndola en un profundo dolor que comparte con más de 500 familias en Jalisco. Ella forma parte del colectivo Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos en Jalisco (FUNDEJ), una organización que busca justicia en medio de la creciente crisis de desapariciones en el estado. Esta tragedia ha generado la creación de 32 colectivos adicionales de búsqueda en Jalisco, cada uno compuesto por familias desesperadas que intentan recuperar a sus seres queridos.

Un Dolor Que No Termina: Dos Hijos Desaparecidos.
Fabe perdió a su primer hijo, Charly, en 2019, cuando desapareció a los 30 años tras salir de su trabajo en una institución bancaria. Cinco días después, un amigo le informó a la familia que Charly había sido secuestrado. «Nunca pensé que esto me pasaría a mí. Mis hijos eran cariñosos, padres de familia, con muchos planes,» recuerda Fabe, quien pasó de ser una madre común a una madre buscadora.

El año pasado, el dolor se multiplicó cuando Jonathan, su segundo hijo, también desapareció a los 30 años. Jonathan trabajaba instalando cámaras y redes de seguridad, y al negarse a un trabajo sospechoso, fue secuestrado frente a sus hijos. Los niños, de 4, 6 y 9 años, presenciaron el secuestro de su padre, lo que ha marcado a la familia profundamente. «Ellos dicen que los hombres con rifle se robaron a su papá,» relata Fabe.

La Lucha por la Justicia en Jalisco y Chihuahua.
Actualmente, Fabe participa activamente en el Encuentro de Colectivos de Experiencias de Búsqueda, junto a madres de Durango, Quintana Roo, Guanajuato, Morelos y Chihuahua. Ha dejado muestras genéticas en varios estados, ya que se ha dado cuenta de que las personas desaparecidas pueden ser encontradas lejos de donde fueron secuestradas.

En Jalisco, las madres buscadoras enfrentan horrores inimaginables. Cada semana se descubre una nueva fosa, con cuerpos mutilados, sin tatuajes ni huellas dactilares, lo que dificulta la identificación de los desaparecidos. «Las madres nos hemos hecho expertas en armar cuerpos cercenados,» dice Fabe con amargura.

A pesar de su dolor, Fabe no se rinde. Es una madre buscadora y ahora, una abuela cuidadora, luchando por encontrar a sus hijos y criando a los nietos que han quedado huérfanos. «El amor es más fuerte que el miedo,» afirma, mientras jura no detenerse hasta encontrar a Charly y Jonathan.

Una Crisis Nacional.
El caso de Fabe refleja una crisis nacional de desapariciones en México. En Jalisco, más de 500 familias forman parte de colectivos como FUNDEJ, y cada día se suman más. A pesar de la indiferencia de las autoridades, estas madres, abuelas y familias seguirán buscando a sus seres queridos, enfrentando el peligro y el dolor con una sola misión: encontrar a los suyos y devolverles su dignidad.

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