Fotografía: HISTORIASMX / INAH

El desierto de Chihuahua es un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan en un paisaje eterno. Las pinturas rupestres de Boquilla de las Chivas no solo nos hablan de los antiguos grupos que habitaron la región, sino que nos conectan con una cosmovisión que trasciende el tiempo.

HISTORIASMX. – El desierto, vasto e imponente, evoca la luminosidad infinita de un espacio donde el horizonte se funde entre la arena y el cielo. La extensión de su superficie arenosa, cincelada por los vientos milenarios, guarda secretos ancestrales que, como ecos del pasado, resuenan en cada duna, en cada roca. En este entorno inmaculado, surge una narrativa que abarca la naturaleza, el arte y las civilizaciones que alguna vez recorrieron estas tierras.

Un lugar emblemático de este crisol cultural es el sitio arqueológico Boquilla de las Chivas, en el municipio de Manuel Benavides, Chihuahua, donde la historia del desierto se manifiesta en la forma de pinturas rupestres, fósiles y morteros, revelando la profundidad espiritual de sus habitantes.

La Magia del Desierto: Un Crisol de Vida y Arte.

El desierto de Chihuahua no es solo un espacio vacío, sino un territorio vivo y vibrante, poblado por especies que han sobrevivido a las condiciones más extremas. Entre sus cactáceas, reptiles, roedores, borregos cimarrones y berrendos, el desierto evoca una vida que parece inmutable. Estos animales, adaptados a la rudeza del clima, no solo forman parte del paisaje actual, sino que también desempeñaron un rol fundamental en la vida de los grupos humanos que habitaban la región hace miles de años.

Las Pinturas Rupestres: Reflejo de una Cosmovisión Milenaria.

Los antiguos nómadas, que una vez cruzaron las áridas extensiones del desierto de Chihuahua, dejaron su huella en las rocas, creando impresionantes pinturas rupestres. Estas obras de arte primigenias no solo reflejan la vida cotidiana de sus creadores, sino también una profunda conexión espiritual con su entorno. En Boquilla de las Chivas, a escasos kilómetros de la población de Manuel Benavides, se hallan frentes rocosos que albergan representaciones pictóricas en tonos rojos, en las que destacan figuras de cuadrúpedos, posiblemente cabras o hembras de venado. Estas pinturas evocan una procesión de animales, un rebaño que parece moverse en una danza eterna, atrapando al observador en un ciclo de contemplación inescapable.

Boquilla de las Chivas: El Descubrimiento de una Belleza Oculta.

En 2007, un equipo de arqueólogos, liderado por Francisco Mendiola Galván, descubrió este enigmático sitio. La localización de Boquilla de las Chivas, entre el pequeño cañón del arroyo, reveló la existencia de morteros fijos en la piedra, lascas, puntas de proyectil y, lo más sorprendente, pinturas rupestres en excelente estado de conservación. Estas imágenes de color rojo naturalista se remontan a un periodo comprendido entre los siglos XII y XV, y por su simetría y diseño, son consideradas algunas de las mejores muestras de arte rupestre halladas en la región.

La Procesión de Cuadrúpedos: Una Representación Sagrada.

Las pinturas de Boquilla de las Chivas destacan por su naturalismo. Catorce cuadrúpedos, dibujados con precisión, parecen moverse en procesión. Esta imagen, más que una simple representación de animales destinados a la caza, sugiere un acto ritual y simbólico.

Los antiguos nómadas que las pintaron, posiblemente miembros de los extintos grupos chisos y tobosos, usaron estos gráficos como un medio de conexión espiritual con la naturaleza que los rodeaba. La pintura no solo es un reflejo de su realidad, sino una forma de rendir homenaje a los animales que les proveían sustento y vida.

El Significado Ritual de las Pinturas Rupestres.

Las investigaciones realizadas por el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) sugieren que las pinturas rupestres de Boquilla de las Chivas tenían un significado propiciatorio. No se encontraron evidencias de actividades domésticas o de fabricación de herramientas en las cercanías, lo que indica que este lugar probablemente fue considerado sagrado. Las figuras de cuadrúpedos, dibujadas con pigmentos naturales, como óxido de hierro y carbón, evocan una conexión espiritual con los animales y el entorno. Esta procesión de animales, pintada con un alto nivel de destreza artística, revela el profundo conocimiento y respeto que los antiguos habitantes del desierto sentían por su entorno.

El Arte como Vehículo de Conexión Espiritual.

Pintar estas figuras no era solo una representación de la realidad cotidiana, sino una forma de participar en el ciclo de la vida natural. Los animales, magnificados por su belleza, se convirtieron en objetos de reverencia para quienes los representaron. La pintura rupestre, más allá de ser un acto artístico, era una expresión de la espiritualidad y el entendimiento profundo de las fuerzas naturales que rodeaban a estos grupos. La estética excitante de estas obras aún impacta a los observadores contemporáneos, quienes, atrapados en la procesión pictórica, se convierten en testigos de una experiencia que trasciende el tiempo.

La Evolución del Arte Rupestre en el Desierto de Chihuahua.

Desde el inicio de los estudios sobre arte rupestre en el desierto de Chihuahua en 1992, se han identificado más de 120 sitios con pinturas y grabados. Estos sitios, dispersos por toda la región central y norte del estado, contienen más de 1,500 elementos gráfico-rupestres que abarcan un amplio rango temporal, desde el periodo Arcaico Tardío (1100 a.C. – 100 d.C.) hasta la época colonial y algunos elementos del siglo XIX.

La Diversidad Cultural Reflejada en el Arte.

El arte rupestre de Chihuahua ofrece una ventana a las diversas culturas que poblaron el desierto a lo largo de los siglos. Las imágenes del periodo Arcaico retratan necesidades básicas, como la caza y la alimentación, mientras que las obras más recientes, de la época colonial, reflejan el encuentro con los conquistadores europeos. Este conjunto de expresiones artísticas permite a los arqueólogos ubicar en tiempo y espacio a los grupos que las crearon y ofrece un testimonio único de su cosmovisión.

El Legado de los Grupos Prehispánicos: Un Patrimonio en Continuo Descubrimiento.

El trabajo de los arqueólogos no solo se ha centrado en la identificación y análisis de las pinturas rupestres, sino también en la interpretación de las imágenes y la identificación de los materiales con los que fueron plasmadas. Si bien los pigmentos utilizados, como el óxido de hierro y el carbón, han sido identificados, aún existen misterios por resolver, como los fijadores químicos que han permitido que estas pinturas se conserven a lo largo de los siglos.

Boquilla de las Chivas: Un Testimonio Vivo del Desierto.

El sitio de Boquilla de las Chivas, con sus fascinantes representaciones de cuadrúpedos en procesión, es solo uno de los muchos testimonios del arte rupestre en Chihuahua.

Estos hallazgos nos invitan a reflexionar sobre la riqueza cultural y espiritual que ha habitado el desierto por milenios. A través de estas pinturas, los antiguos nómadas no solo dejaron un legado artístico, sino una puerta abierta hacia la comprensión de su mundo, sus creencias y su relación íntima con la naturaleza.

Un Legado Vivo en el Desierto de Chihuahua.

El desierto de Chihuahua es un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan en un paisaje eterno. Las pinturas rupestres de Boquilla de las Chivas no solo nos hablan de los antiguos grupos que habitaron la región, sino que nos conectan con una cosmovisión que trasciende el tiempo. En este vasto crisol de arena y rocas, donde las estrellas parecen aplastar la superficie del suelo, las pinturas continúan narrando historias de vida, caza y espiritualidad, invitando a los exploradores contemporáneos a participar en una procesión eterna, guiada por el arte y la belleza ancestral.

Por: Gorki Rodríguez.

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