Fotografía: HISTORIASMX / Gorki Rodríguez.

La introducción de la tortuga de orejas rojas al Ojo de Dolores es un claro ejemplo de cómo la actividad humana, aunque aparentemente inofensiva, puede tener consecuencias devastadoras para los ecosistemas locales.

HISTORIASMX. – En la vasta región del sur del estado de Chihuahua, fronteriza con Durango y Coahuila, se encuentra el municipio de Jiménez, una zona estratégica con diversos caminos que conectan al estado grande. Conocido por sus ricos acuíferos termales, entre ellos el emblemático Ojo de Dolores, este sitio alberga una biodiversidad única y valiosa. Sin embargo, la introducción de una especie invasora, la tortuga de orejas rojas (Trachemys scripta elegans), está poniendo en grave riesgo a la fauna nativa, particularmente a la tortuga de caparazón blando espinosa (Apalone spinifera), una especie autóctona del lugar.

El Ojo de Dolores: un ecosistema en peligro.

El Ojo de Dolores, un manantial de aguas hipertermales con temperaturas que oscilan entre los 20 y 35 grados centígrados, está situado a 10 kilómetros de la ciudad de Jiménez, en una ruta que lleva a los ejidos de Libertad, El Triunfo y Las Playas. Este afluente es una cuenca abierta y posee una rica historia natural y cultural, habiendo sido utilizado como fuente de agua por las tribus Tobosas que habitaron la región.

Este cuerpo de agua es conocido por ser el hogar de especies endémicas únicas, como el pez Gambusia hurtadoi y el Cyprinodon macrolepis, que han adaptado sus ciclos de vida a las aguas termales del Ojo de Dolores. La preservación de estos ecosistemas es de vital importancia debido a su fragilidad, pero la reciente introducción de la tortuga de orejas rojas por visitantes y turistas ha comenzado a generar un impacto negativo que podría ser irreversible si no se toman medidas.

La tortuga de orejas rojas: una amenaza invasora.

La tortuga de orejas rojas, originaria del Medio Oeste de Estados Unidos y del norte de México, ha sido reconocida como una de las 100 especies más invasoras del mundo. Esta especie ha sido liberada en numerosos cuerpos de agua fuera de su hábitat natural debido a que es una mascota popular en muchos países. Su nombre proviene de una franja roja distintiva que rodea sus «orejas», lo que la hace fácilmente reconocible. Aunque son nativas de otras partes de América del Norte, su presencia en el Ojo de Dolores representa un serio peligro para las especies autóctonas.

La invasión de la tortuga de orejas rojas se debe en gran parte a la liberación irresponsable de mascotas en el manantial por parte de los visitantes. Esta especie ha demostrado ser altamente adaptable y ha comenzado a competir con la tortuga nativa de caparazón blando espinosa, que también habita en el Ojo de Dolores.

Tortuga autóctona en peligro: la tortuga de caparazón blando espinosa.

La tortuga de caparazón blando espinosa (Apalone spinifera) es una especie nativa que se distribuye en Norteamérica, incluyendo partes de México. Esta especie tiene un caparazón único, rugoso y plano, que le permite nadar de manera eficiente en los cuerpos de agua. Su capacidad para permanecer en el fondo de los ríos durante largos periodos, utilizando su cuello largo y nariz en forma de trompa para respirar, es una adaptación que le ha permitido sobrevivir en ambientes como el Ojo de Dolores.

A diferencia de la tortuga de orejas rojas, la tortuga de caparazón blando espinosa tiene una coloración más sutil, con tonos claros en su caparazón y manchas amarillas en sus patas y cabeza. Las hembras pueden llegar a medir hasta 50 cm, mientras que los machos suelen ser más pequeños. Esta especie ha habitado la región por siglos, pero ahora enfrenta una fuerte competencia por los recursos debido a la presencia de la tortuga invasora.

El impacto de la tortuga de orejas rojas en el ecosistema.

La introducción de la tortuga de orejas rojas ha comenzado a desestabilizar el ecosistema del Ojo de Dolores. Al ser una especie más robusta y agresiva, la tortuga invasora se alimenta de los mismos recursos que la tortuga de caparazón blando, afectando no solo a esta última, sino también a otras especies que comparten el hábitat, como los peces endémicos Gambusia hurtadoi y Cyprinodon macrolepis.

La tortuga invasora es omnívora y consume una variedad de alimentos, incluyendo plantas acuáticas, pequeños invertebrados y peces juveniles, lo que pone en riesgo las poblaciones de especies autóctonas. Además, la tortuga de orejas rojas tiene una alta tasa de reproducción, lo que podría llevar a un crecimiento descontrolado de su población y a una mayor presión sobre los recursos limitados del manantial.

Acciones urgentes para la conservación.

Es fundamental que se implementen medidas para controlar la población de la tortuga de orejas rojas en el Ojo de Dolores. La educación de los visitantes sobre los peligros de liberar mascotas en el entorno natural es crucial para prevenir futuras invasiones. Además, las autoridades locales y organizaciones de conservación deben trabajar en la erradicación de las tortugas invasoras y en la restauración del equilibrio ecológico del manantial.

El Ojo de Dolores no solo es un recurso natural invaluable para la región de Jiménez, sino también un refugio para especies únicas que necesitan protección. Si no se toman medidas, la fauna endémica podría verse gravemente afectada, lo que llevaría a la pérdida de biodiversidad en uno de los pocos ecosistemas termales de México.

La introducción de la tortuga de orejas rojas al Ojo de Dolores es un claro ejemplo de cómo la actividad humana, aunque aparentemente inofensiva, puede tener consecuencias devastadoras para los ecosistemas locales. Es vital actuar con rapidez para preservar las especies autóctonas y proteger este valioso afluente termal, que no solo es un atractivo turístico, sino también un hogar para una fauna única.

Por: Gorki Rodríguez.

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